54. Mía, ¿estas bien?
Los 8 meses habían llegado y Mía seguía tan activa como siempre, o al menos eso intentaba, pese a las recomendaciones médicas. Gerard no había dejado de enviarle flores, escribirle durante el día y teniendo cada detalle que se ocurrían. Por primera vez en mucho tiempo, se esforzaba por enamorar a una mujer. —Disculpe señora, han venido a verla la señora Walker y su hijo, están afuera. Anuncia Dora asomándose en la puerta. —Hazlo pasar. A Mía le resulta bastante extraño, no esperaba verlos hoy en su oficina y menos a los dos al mismo tiempo, por lo que de seguro algo se traían entre manos, no había otra explicación. —Hola querida, disculpa que vengamos así hasta tu oficina, pero me informaron que aún sigues viniendo acá a pesar de lo que el doctor habló contigo la semana pasada. Entra Melisa a la oficina como un torbellino, tal como es a donde llega, seguida de Gerard que la ve desde la puerta con sus manos en los bolsillos del pantalón provocando que las hormonas de Mía la dejen
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