38. No puede ser cierto
A la mañana siguienteMaite sale temprano de casa sin siquiera pasar a saludar a sus padres por el comedor, tan solo quiere acabar con todo esta locura y que de uno u otro modo, las cosas se solucionan antes de ella firmar.—Buenos días, señorita Maite, ¿no desayunará? —le pregunta la ama de llaves al verla caminar apresurada a la puerta.—Buenos días, comeré por fuera, infórmale a mis padres por favor —le pide sin detenerse.Al salir de casa se encuentra de frente con Marcus, deteniéndose de golpe sin saber qué hacer, su corazón late con fuerza, mientras que las lágrimas amenazan por salir. Cierra los ojos por un segundo, tragándose todo el dolor y endureciéndose.—Buenos días señorita Walker o ¿debería decir futura señora de Carusso?Las palabras salen cargadas de veneno de la boca de Marcus, clavándose en el pecho de Maite, lastimándola sin piedad.—No es lo que piensas, te lo juro —intenta explicar, pero se detiene al recordar que no puede decir nada.—Explícamelo entonces, no soy
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