Amy:Respiro de manera entrecortadamente, intentando seguir su consejo, lucho contra el deseo de apretar cuando me penetra despacio el culo. Sé por experiencia que duele mucho menos si no estoy tan tensa, pero mi cuerpo parece decidido a luchar contra esta intromisión. Después de meses de abstinencia, es como si fuera virgen de nuevo, y siento una gran presión ardiente cuando mi esfínter se abre. —Oh, sí, por favor… —Se lo suplico despacio y en voz baja mientras empuja rudamente más adentro. La saliva que le empapa la polla hace de lubricante. Me retuerzo en mi fuero interno y toda la dulzura se esfuma de mi cuerpo cuando el músculo cede finalmente y deja pasar a su enorme polla. Ahora, él late dentro de mí, lo que me hace sentir insoportablemente llena, abrumada y superada. —Por favor, ¿qué? —Respira, me coloca un brazo musculoso bajo las caderas y me sostiene. Al mismo tiempo, me estira del pelo con la otra mano y me obliga a arquearme hacia atrás. El nuevo ángulo le permite
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