—Samantha—Toda la noche en vela, rogando que abriera esa jodida puerta y, pues, no, el señor reglas, no cambió de opinión. Un hombre completo, maduro, hermoso y sexy, no me rendiré, quiero todo o nada, deseo sus labios y está más que claro que no le soy indiferente, su grueso amiguito sí que me reclamaba. Y, para mí, un no, no es repuesta, quiero un sí, por eso decido activar el plan dos; los celos es el detonante de todo, estamos a mitad de semana y una fiesta de bienvenida sería lo mejor.Me levanté muy temprano y dejé en su cama mi pequeña tanga, un detalle de agradecimiento, le envié un mensaje a mi hermano y me esperaba afuera, al salir trato de reprimir la risa por la cara de hijo de su madre que pone, muerde sus labios y niega.—Te juro por nuestra madre, que no folle— digo levantando una mano, él me abre la puerta del copiloto—, venga, Sam. Somos los mismos, y por mí, te uno hasta en una 0rgía, no me vengas con pendejas y ni metas a nuestra bella madre.Cierra la puerta y sub
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