Enfrentar a los padres de Yen, después de lo que paso entre nosotros no era fácil. Nunca había estado tan nervioso, mi estómago se había tranquilizado un poco después del desayuno y las pastillas me estaban ayudando con la reseca que traíamos.Me asegure que ella se viera lo mejor posible, las dos horas se convirtieron en cuatro o seis horas, la verdad eso era lo de menos. Al principio ninguno de los dos quería moverse del departamento, pero el hambre no, nos dio tregua.En cuanto llegamos a su casa, la invite a bajar del coche tomando se mano, desde ahí no la he soltado para nada. Ni siquiera cuando caminamos a la puerta de su casa, de Dominick no se veía rastro alguno, una parte de mi lo agradecía, al no estar él, tampoco estaría Dayana y la conversación solo sería con sus padres.—Puedo saber ¿dónde estaban, jovencitos? ¿Qué horas son estas de llegar a la casa? —los gritos de su madre casi me dejan sordo.Tanto ella como yo, dimos un brinco del susto. No esperábamos que estuviera c
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