DalilaUnos años atrás—Papá... ¿Me llamabas?— digo entrando a su estudio en la casa. Antes había muchos libros, estaba rodeado de estantes y muchos documentos. Ahora había aparatos médicos para ayudarlo a respirar, medicinas, una silla de ruedas. Él se negaba a muchas cosas, pero las terminaba usando. Yo sabía que estaba en sus últimos días, pero con todo y eso no dejaba de trabajar. Así había sido siempre, él trabajaba día y noche, y al aparecer así había sido desde que mi madre murió. Poco lo veíamos, casi que sabíamos más de él por los periódicos que por nosotras mismas. El gran Fabio Ferrero, CEO y empresario importante de New York. Padre ausente que casi yo desconocía. —Si… pasa Dalila, por favor— me decía. Yo entraba aquí más de niña, intentando llamar su atención, hasta que me di cuenta de que era una molestia y no iba a lograr nada. Al menos que fuera una lista con números, acciones y datos… nada era importante para él. —Quería… hablarte de algo importante. Me han dicho
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