Amelia aún no podía creer que Alex estuviera caminando. Dentro del coche, se sorprendió a sí misma mirándolo varias veces. Arrastró los dedos por su propio muslo hasta llegar a su mano y se la cogió, entrelazando los dedos con los suyos cariñosamente.- ¿Va todo bien? - preguntó Alex, sintiendo cierta presión en el agarre de sus dedos.- Sí, es que... No puedo creer que estés caminando, Alex. - respondió ella, con los ojos verdes clavados en los azules de él.Amelia llevó su mano libre a la mejilla del hombre, acariciándola.- Y yo tampoco puedo creer que me lo hayas ocultado durante tanto tiempo. - Se quejó, mirándolo ligeramente dolida.- Todos tenemos secretos, ¿no? - replicó Alex, sintiendo cómo Amelia aflojaba el agarre de sus dedos y luego le soltaba la mano.- Sí, los tenemos. - Contestó ella, volviendo su atención hacia la ventanilla del coche, observando las luces de la ciudad.Cuando el coche aparcó frente al Plaza, donde se celebraría el baile, Amelia se sintió especialment
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