Capítulo 36. ¿Tan grave es su secreto?
Emma estaba abrumada por la fuerza que él exhibía, la intensidad con la que la deseaba, y lo dejó hacer a sus anchas. Lo estaba disfrutando, aunque fuera consciente de que se trataba de un impulso posesivo del señor Ares.Se aferró a su cabello para besarlo, su suave cabello negro, y Leonardo aumentó la potencia y la velocidad al sentir su sabor.Era demasiado explosivo para que ella se contuviera: la fricción rápida, la excitación contenida de la noche… Emma estalló en miles de gotas, mirándolo a los ojos, y Leo sonreía aún firme, porque tenía mucho más para darle antes del final.-¿Estás bien, Emma? ¿Sigo?Ella lo iba a reprender por la confianza… pero en lugar de eso musitó mientras asentía:-Sí… Con fuerza, Leonardo.Él pareció rugir un poco cuando arremetió en oleadas, con colisiones profundas, observándose a sí mismo mientras entraba y salía de esa cavidad de la que escurría suave savia.Usó también sus dedos, aferrado a esas caderas como si se le fuera la vida en ello, como si
Leer más