31. Capítulo
Mi teléfono suena, lo reviso sin dudar, pienso que es Nicco, pero es mi padre respondiendo tardíamente el mensaje. Ahí me dice que está bien, que está mirando una película, añade lo mucho que me extraña a pesar de habernos visto hace poco. Yo también tengo un hueco por su ausencia. Ya iré mañana a verlo, debo aprovechar, antes de que ingrese a ese lugar. Le envío mi respuesta, antes de hacer el amago de dejar el móvil en la cama, suena de nuevo, no es papá, sino la llamada entrante de Niccolò que sin dudar respondo. Ya tengo en un puño el corazón. —Nicco, ¿a dónde has ido? —es lo primero que sale de mi boca, no exijo, pero es irrefutable la urgencia que marca mi voz.—Solo necesitaba unos minutos, scusa.—De acuerdo, pero ¿dónde estás? —insisto más calmada. —Ya voy llegando... —Bien, te espero. Cuelga la llamada y dejo el móvil sobre la cama. Regreso al living. Al poco tiempo Niccolò llega y parece más estable, sus ojos aterrizan sobre mí, avanza y quita la mirada, como si no p
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