Cuando me habló del lunar, me quedo callado, mejor es que delante la abogada pase como que no entendí lo que quiso decir. Sin embargo esto no quedó así, aparte de las insinuaciones verbales también accionó, colocó su mano sobre la mía como si fuese algo normal. —Samuel no te preocupes, vamos a ganar el caso, de ahora en adelante tu vida está en mis manos, sólo tienes que hacer lo que yo te diga, tienes que dejarte llevar, con esto que me has contado ella tiene todas las de perder, voy averiguar, me dices que tuvo a la niña en el hospital que está en el centro de la ciudad. —Sí, allí fue. —Okey, voy a averiguar, ahora por favor pide dos whisky, yo voy al baño. Mientras estaba en el baño, llamo a Antony. —Amigo necesito tu ayuda, es urgente. —¿Qué pasa, se trata de Solange? —No, se trata de la licenciada. —¡Ajá! dime qué tenía razón. —Sí amigo, ya se delató. —¡Tan rápido! —Bueno no abiertamente, pero ha insinuado muchas co
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