No pude decir nada, estaba estupefacta, anonadada, shockeada... No encontraba calificativos para describir ese agujero negro que se abrió en mi pecho en ese momento.—Aún queda saber si me van a llamar —dijo Kentin mientras se sentaba en la cama y apoyaba sus brazos en las rodillas—. Todavía nos queda esa esperanza.—Kentin... —susurré, era incapaz de decirle nada, todo lo que pensaba en ese momento era poco importante para mí. Quería gritarle "¡te lo dije!" pero no podía, no podía ser tan desgraciada para gritarle eso, él no tenía la culpa. Se notaba el terror en cada suspiro que daba mi esposo, él iba a correr el riesgo de morir, ¿qué derecho tenía yo de decirle nada? Lo único que atiné a hacer fue acercarme a él con cautela y rodearlo con mis brazos, le acomodé la cabeza en mi estómago y lo abracé con fuerzas. Kentin me rodeó el cuerpo con sus brazos y me abrazó.Nos quedamos así un rato largo, disfrutando de, lo que podría llegar a ser, uno de nuestros últimos momentos juntos. Sen
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