Cinco meses habían pasado desde el secuestro de mi hermana y el ataque contra Máximo. Era muy difícil tratar de seguir con nuestras vidas, sabiendo que un hombre nos quiso matar. Aún necesitábamos más tiempo para poder seguir con nuestra vida, sintiéndonos bien aun sabiendo, que Víctor aún no había sido condenado. Estaba en la cárcel, pero queríamos una sentencia. Pero, aunque teníamos miedo, Máximo y yo teníamos que seguir con nuestras vidas. Los planes de la boda fueron difíciles de tomar, ya que nunca en mi vida me había tocado a mi elegir cosas que, en mi mundo de sirvienta no eran normales.Yo quería satisfacer a mi próximo esposo con un buen gusto, en lo que sería nuestra boda, pero claramente yo no era una joven de dinero y de buenos gustos, así que se me hizo la tarea algo difícil, cuando no pude reconocer las bebidas finas, que la planeadora de bodas me ofreció para la boda. Pero al final del día, Máximo me dejaba elegir todo a mí, ignorando por completo que yo no tenía idea
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