Brock Habíamos pasado tanto tiempo aquí que ya me sentía que era uno con el polvo y las telas de araña. Pasamos días emocionados desde que la noche larga nos había brindado las pistas para encontrar esta habitación secreta, y yo tenía la idea de que con el tiempo nos empezaríamos a cansar, que los chicos se fueran a aburrir o a sentir desesperanzados. Pero eso no había sucedido, si se quiere todo lo contrario. Cada día encontrábamos algo nuevo, muchas cosas no las entendíamos, y yo francamente no era el mejor para este tipo de cosas. Póngame una espada y una hacha y yo pelearé con quien sea, pero entre libros, idiomas que no entiendo, e historia, era terriblemente incapaz. Gracias a la diosa, este par de mocosos eran buenos en esto y cada día sacaban algo que me dejaba impresionado. A veces ni dormíamos, vigilando toda la frontera del templo, Areta, por un lado, y yo, por el otro. Mi loba se sentía inquieta, se habían ido los soldados, pero el mundo estaba siendo diferente desde
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