Massimo salió de su habitación muy temprano para dirigirse hacia la oficina, su humor era peor que nunca debido a que no había podido dormir bien durante la noche, pude darme cuenta al notar dos oscuros círculos oscuros bajo sus ojos. Me encontré con él en las escaleras, pasó a mi lado sin hablarme, ignorándome, es como si no me hubiera visto. Se veía molesto, quizás la razón de su insomnio era yo, Massimo llamó al ama de llaves, deseaba un desayuno ligero, y lo quería de prisa, yo entre en la cocina y me serví un poco de yogur con fruta, me senté frente a la barra del desayunador, evite el comedor, no quería incomodar con mi presencia. El ama de llaves no llamó a la cocinera, preparó el desayuno que Massimo pedía, ella misma, cuando Massimo estaba de ese humor, era mejor obedecer enseguida. En aquella enorme villa, me sentía más como una espectadora, que como una habitante de la misma, me concentré en el delicioso sabor de mi desayuno, sentía que debido a mi embarazo, algunos sabo
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