Empecé a pensar que Massimo me dejaría ir, pero me equivoqué, de repente, me levantó entre sus brazos y me examinó con la mirada, buscando algún indicio de lesión, afortunadamente, parecía que no me había lastimado en la caída. Massimo terminó llevándome en brazos hasta arriba de las escaleras, aunque no estaba herida, estaba aturdida por el accidente. al caer, me asusté un poco,no pude evitar que las lágrimas aparecieran, Massimo me observaba con preocupación. —Lo siento, Emilie, en verdad lo siento, no debería haberme alterado, mucho menos gritarte de esa manera, no es bueno para nuestro hijo —se disculpó sinceramente, en su rostro pude ver arrepentimiento sincero. Lo escuché mientras permanecía en silencio, solo moví la cabeza asintiendo, enseguida recosté mi cabeza sobre su pecho, Massimo me confundía terriblemente, un día parecía amarme, y al otro al otro odiarme, un hombre como él podría volver loca a la más cuerda, incluyendome. Él abrió lentamente la puerta de la habitación
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