En el camino de regreso, decidí tratar de suavizar las cosas con Massimo, comencé a compartir detalles de mi vida, buscando establecer algún tipo de conexión, pero él mantenía su gesto impasible. Le conté sobre la vez que mi madre me abandonó y cómo mi padre hizo todo lo posible por cuidarme, a pesar de nuestras limitaciones económicas, de cierta manera quería que entendiera que mi padre no era tan malo como parecía. No quería estar lejos de mi padre que era mi única familia, y el problema entre él y Massimo parecía no tener solución porque ninguno de los dos cedía. Mi padre con su necedad de no decir que era lo que realmente sucedía, y el padre de mi hijo decidido a no permitir que me alejara de su lado, le había entregado un gran poder sobre mí al firmar ese contrato. Massimo suspiró profundamente al escuchar mis palabras, y aunque noté que estaba pensativo, decidí continuar, sin embargo, cuando finalmente habló, sus palabras fueron como un aguijón. —Lo siento, Emilie, realmente
En la villa, me encontraba sola ya que Massimo estaba en la oficina, en lugar de mejorar, al parecer las cosas entre nosotros cada vez estaban peor, me sentía inquieta, decidí hacer algo para mejorar nuestra relación. Después de darle vueltas al asunto, pensé en organizar una cena romántica, recordé que Massimo cocinó para mí en la cabaña, así que me acerqué a la ama de llaves para pedirle que me enseñara a preparar una receta especial, la favorita de Massimo. La ama de llaves sonrió dulcemente al verme caminar de un lado a otro con desesperación, la hora en que Massimo regresaba se aproximaba y esperaba tener tiempo de preparar la cena. —Solo que no sea de las recetas de su madre, no quiero molestarlo. —Decidí aclararlo para que no sucediera lo de la vez anterior con los postres. —Vamos a la cocina, te enseñaré a preparar un delicioso platillo, está es receta de mi abuela, así que no será un problema. —Emilie agradeció al ama de llaves que dedicara su tiempo para enseñarle. Acce
Empecé a pensar que Massimo me dejaría ir, pero me equivoqué, de repente, me levantó entre sus brazos y me examinó con la mirada, buscando algún indicio de lesión, afortunadamente, parecía que no me había lastimado en la caída. Massimo terminó llevándome en brazos hasta arriba de las escaleras, aunque no estaba herida, estaba aturdida por el accidente. al caer, me asusté un poco,no pude evitar que las lágrimas aparecieran, Massimo me observaba con preocupación. —Lo siento, Emilie, en verdad lo siento, no debería haberme alterado, mucho menos gritarte de esa manera, no es bueno para nuestro hijo —se disculpó sinceramente, en su rostro pude ver arrepentimiento sincero. Lo escuché mientras permanecía en silencio, solo moví la cabeza asintiendo, enseguida recosté mi cabeza sobre su pecho, Massimo me confundía terriblemente, un día parecía amarme, y al otro al otro odiarme, un hombre como él podría volver loca a la más cuerda, incluyendome. Él abrió lentamente la puerta de la habitación
Me sentía feliz, pensé que por fin me estaba ganando el corazón de Massimo, nuestro hijo nacería en medio de un ambiente cálido. Al día siguiente por la mañana estuve tentada a levantarme temprano para prepararle el desayuno, pero decidí que era mejor no hacerlo, siempre que trataba de hacer algo para agradarle, las cosas no terminaban bien entre nosotros. La noche anterior, Massimo evitó quedarse conmigo, puso el pretexto de que yo necesitaba descansar bien, ¿Acaso no se había dado cuenta de que descansaba mejor si me encontraba a su lado? Sobre su pecho encontraba un lugar reconfortante, el latido de su corazón tenía la habilidad de hacerme sentir segura, no había mejor lugar para mí que ese, me levanté para arreglarme y bajar a despedirlo cuando saliera hacia la oficina. Cuando bajé, Massimo ya estaba por subir al auto, corrí hacia él, se sorprendió cuando me arrojé a sus brazos y le robe un cálido beso. —Te estaré esperando, para comer juntos como siempre. —Él solo respondió c
Me encontraba en mi habitación, parada frente al espejo, mientras cepillaba mi cabello intentaba adivinar qué había pasado la noche anterior que había provocado que Massimo llegara en ese estado. Alguien llamó a la puerta en ese momento, el ruido me sobresaltó, abrí rápidamente, me encontré con el ama de llaves que al verme sonrió cálidamente. —Señorita Emilie, el señor Massimo me ha enviado para decirle que el chofer pasará a recogerla más tarde, dice que se arregle lo mejor posible, la esperara en la empresa. Al escucharla, mi corazón comenzó a latir rápidamente, no tenía idea cual era la razón por la que Massimo quería que fuera a la empresa. Me dirigí al vestidor rápidamente, quería buscar un vestido que fuera apropiado, tomé varios para medirme, pero algunos definitivamente ya no podría usarlos debido a mi abultado vientre, seguí buscando, rato después, al fin pude encontrar uno que me hacía sentir cómoda, era bonito y elegante. Recogí mi cabello en un elegante moño, coloqu
Massimo esperó hasta que la prensa ya no estuviera rondando el corporativo para regresar a la villa, no quería exponerse a que pasaramos otro mal momento, suficiente habíamos tenido por ese día. Decidió llevarme a su oficina, en la habitación al fondo podría descansar, mientras los reporteros se marchaban, Massimo continuó trabajando, al entrar pude observar varias carpetas acumuladas sobre su escritorio. Antes de entrar en la oficina, al salir del elevador, sentí que las miradas curiosas de los empleados estaban sobre nosotros, Massimo también se dio cuenta, pero solo bastó que él volteara a verlos para que bajaran la mirada enseguida. Estaba segura de que la manera en la que me veían no se debía a que Massimo hubiera anunciado nuestro compromiso, más bien noté que me observaban con cierto morbo, tenía que ser debido a la publicación de las fotografías. Deseaba saber qué es lo que se hablaba de mí en las redes sociales, pero no tenía mi celular, aún no había logrado encontrarl
Franco Jane era una piedra en el zapato de cualquier persona, una mujer fría, y desesperante, ya se le estaba haciendo costumbre visitarme, solo la recibía porque deseaba vengarme de Massimo después de que me había humillado delante de Emilie cuando fui a buscarla a la villa. La extrañaba, deseaba tenerla a mi lado, no me importaba lo que tendría que hacer para lograrlo. —Tú conoces mejor que nadie a esa mujer, intenta recordar, tal vez en su pasado pueda haber algo que los pueda separar. —Jane se sentía impaciente, estaba parada frente a mí mientras movía su pie desesperadamente. —Uhmmm, dejame recordar, es que por más que busco no encuentro entre mis recuerdos nada que pueda servir, Emilie es una chica común, su padre la crió de manera humilde cuando sus padres se separaron. —¿Qué hay de su madre? —De esa mujer sé muy poco, solo los rumores que corren, que abandonó a Emilie y a su padre para irse con otro hombre, pero no sé si es real lo que dicen. Jane colocó su mano sobre su
Massimo Al día siguiente salí temprano hacia la oficina, no podía estar tranquilo, la duda sobre lo que me había dicho Jane llegaba por momentos a mi mente, trataba de dejarla pasar, pero llegó el momento que ya no pude soportar la incertidumbre, así que salí de la oficina para dirigirme hacia la casa de mi padre. Mi padre sonrió con autosuficiencia al verme, no se que es lo que pasó por su mente, pero yo solo podía sentir desprecio al tenerlo frente a mi. —Massimo, hijo, qué bien que vienes a ver a tu padre. —Se acercó a mí, la sonrisa desapareció de su rostro al ver mi semblante. —Necesitamos hablar —dije molesto, con ese hombre no podía portarme de otra manera, esperaba que cuando menos por una vez fuera sincero. —Entonces, hablemos —contestó con desagrado, mi padre no acostumbraba intimidarse ante nadie, su orgullo no se lo permitía. —¿Conocías a Emilie desde antes? —lo vi sorprenderse ante mi pregunta. —Antes, jamás la había visto, nunca visité ese club para hombres, no h