Tras decirle esto a la mujer, Sofía se dirigió hacia el paciente. En la camilla, el niño, que había estado tan lleno de vida esta tarde, yacía ahora inmóvil. Estaba tan pálido que a cualquiera le dolería el corazón al verlo. —Llévenlo al quirófano ahora mismo —ordenó Sofía. Pero entonces, la mujer volvió en sí, empezó a impedir a Sofía. —No voy a dejar que toques a mi hijo. No te atrevas. Está así por tu culpa. ¿Quieres matarlo?Mientras hablaba, su mirada se desvió hacia la camilla. En su pecho ardía una oleada de exasperación. ¿Por qué no estaba muerto todavía? Si en el otro hospital no tuvieran miedo de asumir la responsabilidad, ella no lo habría trasladado aquí. Simplemente habría arrastrado su cadáver, y la doctora López no se haría la lista con ella ahora. —¿Estás enferma?, maldita sea, tu hijo se está muriendo, pero no nos dejas salvarlo. ¿Lo quieres muerto?—Camila no pudo resistirse más. Deseó darle un golpe a la mujer. — ¡Lárgate!—Sofía reprimió su ira, deseosa d
Leer más