Eran las seis de la mañana cuando Iván salió de la ducha y se detuvo frente a la cama, donde Sibel dormía.Notó su cuerpo desnudo, enmarañado con una sábana, y su cuerpo se tensó de inmediato. Él tenía una toalla alrededor de su cintura, y se sentó en el borde de la cama, aun con las gotas de agua escurriendo de su cabello.Con sus dedos acarició sus piernas, y su anatomía lo sintió enseguida.Por más que follara con Sibel, su hambre por ella no se apagaba, y, a decir verdad, en este punto ya se sentía enfermo.Vio cómo ella se removió y detuvo la caricia, pero rápidamente notó como los ojos de ella parpadearon lentamente y los posicionó en él.—¿Ya te vas? —en el cuerpo de Iván se producía una descarga aniquiladora, cuando sentía que ella se desesperaba por su ausencia. Así que asintió.—Pronto…Sibel se sentó un poco, y restregó sus ojos.—¿Crees que hoy pueda ir… a la casa donde…? —pero ella se detuvo cuando Iván negó.—No… mientras esté ausente, no… en cambio, anoche hablé con Ale
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