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Todos los capítulos de La esposa rebelde del Árabe: Capítulo 131 - Capítulo 140
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Capítulo ciento treinta y uno. Padre celoso
DUBÁI«Bueno, ella quiere saber si…, podemos encontrarle una pareja»«Podemos encontrarle una pareja»«Una pareja»Abdel dejó de mecer a Hasin, más bien, dejó de moverse al escuchar las palabras de su esposa.—¿Qué? —preguntó ligeramente aturdido.Azahara tragó el nudo formado en su garganta, mientras repetía la petición de Amira; su hija casi le había implorado que hablara con Abdel y le hiciera saber sus deseos. Una tarea que para Azahara no era fácil, pues era sabido que Abdel jamás había celebrado un contrato por ninguno de los matrimonios de sus hijos. Es más, ni siquiera había presionado a ninguno de ellos y el resultado era, que dos de sus hijos estaban casados con extranjeras y tenía dos preciosos nietos con sangre occidental. Su hija menor, Jenna, estaba casada con quien en su momento fuera el asistente de Hasan, ningún hombre de sangre real o rico heredero.—Es lo que Amira desea, Abdel —respondió Azahara finalmente.—¿Un marido? —preguntó y ella asintió.—Sí.—¡De todas las
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Capítulo ciento treinta y dos. Cena familiar
El sol alumbró en todo su esplendor sobre la ciudad de Dubái, hoy presagiaba ser un gran día. El regreso de casi la otra mitad de la familia era la mejor noticia para los que se habían quedado, ajenos a lo que se había vivido lejos de sus tierras.La cocina del palacio era una muestra de lo contenta y feliz que la familia estaba. Azahara, Amira, Callie y Jenna se movían de un lado a otro, asegurándose de que todos los detalles para darle la bienvenida a Hasan, Sienna y compañía fueran todo un éxito.Mientras, los hombres de la familia fueron los encargados de cuidar de los dos pequeños, cosa que sin duda era la parte más complicada del trabajo, pues Hasin y Amir, no eran dos niños tranquilos, menos ahora, que su curiosidad empezaba a ser mayor y querían ver y tocar todo lo que estaba a su alrededor.—Un día de oficina es más tranquilo y relajado que estar en casa —murmuró Assim, quién tenía a Hasin entre sus brazos, el pequeño se movía inquieto para tratar de bajarse de sus brazos y e
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Capítulo ciento treinta y tres. Ella es Scarlett
Luego de aquel momento tan importante, las parejas se despidieron para ir a su habitación, entre tanto, Nayla y Ahmed se quedaron con sus padres para empezar a organizar la boda.—No veo por qué tanta prisa, podemos organizar la boda perfectamente en dos meses. Ocho semanas es todo lo que te pido Ahmed. Compláceme —pidió Abdel.Ahmed miró a Nayla, tenían sus manos entrelazadas.—Padre…—Sé muy bien que todo lo que han pasado no ha sido fácil, hijo; sin embargo, para tu madre y para mí es una fecha muy importante. No he tenido el gusto de disfrutar correctamente de una boda en este palacio. Hasan volvió casado de Nueva York, Farid tuvo una boda de emergencia mientras Callie estaba dando a luz y Jenna… Jenna se casó cuando yo estaba en coma, ni siquiera pude verla vestida de novia —explicó.—Supongo que ocho semanas no harán mucha diferencia, Ahmed. Nuestro amor ha demostrado ser más fuerte que el tiempo y la distancia —convino Nayla.Ahmed palmeó su mano y asintió.—Ocho semanas, sin c
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Capítulo ciento treinta y cuatro. Planes
«Ella es Scarlett, la nueva esposa de Jahir»«La nueva esposa de Jahir»Un silencio sepulcral le siguió a la presentación de Kalila. Anisa miró primero a su suegra y si las miradas tuvieran el poder de asesinar, Kalila en ese momento estaría muerta.Anisa sonrió ligeramente.—¿Esposa? —preguntó dando un paso atrás, mirando a Jahir. Esperando una explicación.—¿No has escuchado? Dije "esposa" —repitió Kalila.—Le he preguntado al Emir —soltó ella con veneno.—Sí, esposa, Anisa. Scarlett es mi esposa —respondió, sin embargo, Jahir omitió deliberadamente la etiqueta de “nueva esposa”.—Esto tiene que ser una broma de mal gusto. Tú no puedes casarte sin que nosotras, tus esposas, aprobemos a tu nueva… —Anisa se interrumpió—. ¿Dónde está Dalila?—La vaca no puede llevar más pasto del que puede masticar —intervino Scarlett —. Dalila nos ha dado su consentimiento casi de inmediato —añadió.Anisa cambió de color y la ira fue creciendo en su interior, amenazando con consumirla si no explotaba
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Capítulo ciento treinta y cinco. Un nuevo contrato
Los siguientes tres días, la calma reinó en el palacio Qasr, Anisa había desistido momentáneamente de arruinar la estadía de Scarlett, solo por el momento. Tras escuchar la conversación de Jahir con Kalila, había decidido jugar un nuevo juego en el que ella saldría ganando sí o sí.—¿Te vas? — Anisa se giró para ver a su suegra y Scarlett sentadas en la sala, tomándose un té.—Sueña con eso querida, estoy tomándome un respiro. El aire apesta a zorras —espetó y sonrió dedicándole una fría mirada a Scarlett.—Estoy totalmente de acuerdo contigo, tu marcha nos hará descansar un poquito de ese fétido olor, si pudieras no volver… — Anisa apretó los puños al escuchar la respuesta de Scarlett.—No cantes victoria, extranjera. Lo tuyo con Jahir no durará lo suficiente y serás tú quien salga por la puerta de atrás de este palacio y con la cola entre las patas —refutó.—Basta, Anisa. Si vas a marcharte, hazlo ya —intervino Kalila.—Por supuesto que me iré y no porque lo pidas, sino porque tengo
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Capítulo ciento treinta y seis. Sin perdón
«¡Llévenselo!»Jahir fue arrastrado de una habitación a otra, sin ninguna ceremonia ni consideración. Mientras Mohamed caminaba a su lado.—¿Creíste que iba a aceptar un nuevo trato? —preguntó con burla en su voz.Jahir gruñó, su cuerpo estaba entumecido, pero su mente estaba más clara que un riachuelo.—Ni siquiera escuchaste lo que tenía que decir. ¿Estás seguro de seguir adelante con tu plan? —refutó con rapidez.—Nada de lo que tengas para decir me interesa, Jahir. Todo lo que queremos de ti, es un heredero que asegure nuestro linaje en el poder. Ser el abuelo del próximo Emir es mejor, que cualquier negocio, seré su albacea a falta de su padre… —Mohamed esbozó una cruel sonrisa—. Viniste solo a la cueva del lobo, es una lástima que no regreses a la jungla donde tú eras el rey —añadió.Jahir apretó los dientes ante las palabras de Mohamed, eran claras las intenciones del hombre, pero él necesitaba que lo fueran un poco más.—¿Sabes el precio que pagarás por esto? —le cuestionó, al
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Capítulo ciento treinta y siete. Ante el Consejo
Scarlett se paseó de un lado a otro frente a la puerta doble de madera, estaba a punto de perder la paciencia y entrar para saber lo que ocurría con Jahir. Se había llevado un susto de muerte cuando lo miró desplomarse delante de sus ojos, su corazón se llenó de angustia y pidió a gritos un médico.—Tranquila, Scarlett, esto no le hará ningún bien al bebé —dijo Kalila, tomándola del brazo para detener sus pasos.—Estoy angustiada, Kalila. ¿Qué fue lo que pasó con Jahir? —preguntó—, necesito saberlo o me volveré loca —añadió.Scarlett se mordió el labio, sus ojos estaban llenos de lágrimas y de angustia. Esperaba que nada tuviera que ver con Anisa, aunque lo dudaba. Esa arpía no se había aparecido desde que se había marchado dos días atrás y si no daba señales de vida, era porque estaba tramando algo y le preocupaba que fuera en contra de Jahir.—Jahir es fuerte, Scarlett —susurró Kalila, como si quisiera convencerse a sí misma, pues la preocupación en su voz dejaba en evidencia que no
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Capítulo ciento treinta y ocho. Prueba condenatoria
Un silencio absoluto se adueñó del salón, mientras Anisa pensaba que era todo lo que ella necesitaba, hacerles dudar de la palabra de Jahir. Darles todos los argumentos para que las pruebas en contra de su marido no fueran condenatorias y obligarlo a desistir de su demanda.—La sábana manchada con sangre…, jamás sería una prueba condenatoria. Pudo haber sido manchada con la sangre de cualquier animal. No es la primera vez que nos enfrentamos a una situación parecida, tampoco será la primera vez, que una mujer mienta al respecto de su pureza para someter a un hombre a su voluntad —expresó Abdel, tomando la palabra, y con semblante frío, esperó a que Anisa respondiera.No era muy usual que el Consejo le diera la palabra a un acusado, en este caso era mucho más sorprendente, pues se trataba de una mujer; sin embargo, las cosas podían resolverse casi de inmediato en la medida en que ella fuera hablando.—¡Jamás me atrevería a jugar con algo tan importante para mí! —rebatió Anisa, moviéndo
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Capítulo ciento treinta y nueve. Por Venganza
Aida corrió hasta su habitación, sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, le latía de prisa, sus manos temblaban y sudaban. Ella tragó saliva, buscó un nuevo hiyab, uno que Anisa le había obsequiado, lo aguardó entre la manga de su túnica, tomó unas cuantas monedas de su cajón y volvió a salir con prisa, rogando a Alá, que nadie se diera cuenta de lo que estaba haciendo…Entre tanto, Jahir y compañía, entraban por la puerta principal del palacio. Había sido un día difícil con un resultado satisfactorio.—¡Jahir! —gritó Scarlett en el mismo momento que la puerta de la habitación se abrió y dejaba ver la llegada de los hombres a la sala.Scarlett corrió para abrazarlo, importándole poco las reglas y todo lo que tenía que ver con costumbres, ella solo quería abrazar a Jahir, sentirlo junto a su cuerpo.—Todo está bien —susurró el Emir, al sentirla estremecerse por su llanto.Scarlett escondió el rostro entre el cuello y el hombro de Jahir y dejó que todas sus emociones fluyeran
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Capítulo ciento cuarenta. Nuestro destino
Tras la despedida de la familia Rafiq, los siguientes días pasaron casi en una bruma para Scarlett, pues Jahir se encargó de que ninguna noticia indeseada llegara a sus oídos, por lo que, cuando la invitación para la boda de Ahmed y Nayla llegó, él no dudó ni un solo segundo en aceptar y trasladarse a la ciudad de Dubái en compañía de Scarlett y Kalila. La boda se llevaría dentro de las próximas cuatro semanas, pero Nayla le había pedido un único favor y quizá regalo de boda, y no era otro, que Jahir le permitiera a Scarlett estar presente con ella en la antesala de tan importante acontecimiento. —Estoy tan nerviosa, siento que cada día lo estoy más y más —dijo Nayla, mientras bordaba su hiyab, el que usaría el día de la boda; era blando, grande y el bordado era de color dorado. Unos preciosos hilos de oro. —No eres la única, Azahara corre de un lado al otro, pues para ella es una boda doblemente importante —mencionó Sienna, quien se ocupaba de bordar pequeñas bolsas que entregarían
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