Capítulo ciento cuarenta. Nuestro destino
Tras la despedida de la familia Rafiq, los siguientes días pasaron casi en una bruma para Scarlett, pues Jahir se encargó de que ninguna noticia indeseada llegara a sus oídos, por lo que, cuando la invitación para la boda de Ahmed y Nayla llegó, él no dudó ni un solo segundo en aceptar y trasladarse a la ciudad de Dubái en compañía de Scarlett y Kalila. La boda se llevaría dentro de las próximas cuatro semanas, pero Nayla le había pedido un único favor y quizá regalo de boda, y no era otro, que Jahir le permitiera a Scarlett estar presente con ella en la antesala de tan importante acontecimiento. —Estoy tan nerviosa, siento que cada día lo estoy más y más —dijo Nayla, mientras bordaba su hiyab, el que usaría el día de la boda; era blando, grande y el bordado era de color dorado. Unos preciosos hilos de oro. —No eres la única, Azahara corre de un lado al otro, pues para ella es una boda doblemente importante —mencionó Sienna, quien se ocupaba de bordar pequeñas bolsas que entregarían
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