Los siguientes tres días, la calma reinó en el palacio Qasr, Anisa había desistido momentáneamente de arruinar la estadía de Scarlett, solo por el momento. Tras escuchar la conversación de Jahir con Kalila, había decidido jugar un nuevo juego en el que ella saldría ganando sí o sí.—¿Te vas? — Anisa se giró para ver a su suegra y Scarlett sentadas en la sala, tomándose un té.—Sueña con eso querida, estoy tomándome un respiro. El aire apesta a zorras —espetó y sonrió dedicándole una fría mirada a Scarlett.—Estoy totalmente de acuerdo contigo, tu marcha nos hará descansar un poquito de ese fétido olor, si pudieras no volver… — Anisa apretó los puños al escuchar la respuesta de Scarlett.—No cantes victoria, extranjera. Lo tuyo con Jahir no durará lo suficiente y serás tú quien salga por la puerta de atrás de este palacio y con la cola entre las patas —refutó.—Basta, Anisa. Si vas a marcharte, hazlo ya —intervino Kalila.—Por supuesto que me iré y no porque lo pidas, sino porque tengo
«¡Llévenselo!»Jahir fue arrastrado de una habitación a otra, sin ninguna ceremonia ni consideración. Mientras Mohamed caminaba a su lado.—¿Creíste que iba a aceptar un nuevo trato? —preguntó con burla en su voz.Jahir gruñó, su cuerpo estaba entumecido, pero su mente estaba más clara que un riachuelo.—Ni siquiera escuchaste lo que tenía que decir. ¿Estás seguro de seguir adelante con tu plan? —refutó con rapidez.—Nada de lo que tengas para decir me interesa, Jahir. Todo lo que queremos de ti, es un heredero que asegure nuestro linaje en el poder. Ser el abuelo del próximo Emir es mejor, que cualquier negocio, seré su albacea a falta de su padre… —Mohamed esbozó una cruel sonrisa—. Viniste solo a la cueva del lobo, es una lástima que no regreses a la jungla donde tú eras el rey —añadió.Jahir apretó los dientes ante las palabras de Mohamed, eran claras las intenciones del hombre, pero él necesitaba que lo fueran un poco más.—¿Sabes el precio que pagarás por esto? —le cuestionó, al
Scarlett se paseó de un lado a otro frente a la puerta doble de madera, estaba a punto de perder la paciencia y entrar para saber lo que ocurría con Jahir. Se había llevado un susto de muerte cuando lo miró desplomarse delante de sus ojos, su corazón se llenó de angustia y pidió a gritos un médico.—Tranquila, Scarlett, esto no le hará ningún bien al bebé —dijo Kalila, tomándola del brazo para detener sus pasos.—Estoy angustiada, Kalila. ¿Qué fue lo que pasó con Jahir? —preguntó—, necesito saberlo o me volveré loca —añadió.Scarlett se mordió el labio, sus ojos estaban llenos de lágrimas y de angustia. Esperaba que nada tuviera que ver con Anisa, aunque lo dudaba. Esa arpía no se había aparecido desde que se había marchado dos días atrás y si no daba señales de vida, era porque estaba tramando algo y le preocupaba que fuera en contra de Jahir.—Jahir es fuerte, Scarlett —susurró Kalila, como si quisiera convencerse a sí misma, pues la preocupación en su voz dejaba en evidencia que no
Un silencio absoluto se adueñó del salón, mientras Anisa pensaba que era todo lo que ella necesitaba, hacerles dudar de la palabra de Jahir. Darles todos los argumentos para que las pruebas en contra de su marido no fueran condenatorias y obligarlo a desistir de su demanda.—La sábana manchada con sangre…, jamás sería una prueba condenatoria. Pudo haber sido manchada con la sangre de cualquier animal. No es la primera vez que nos enfrentamos a una situación parecida, tampoco será la primera vez, que una mujer mienta al respecto de su pureza para someter a un hombre a su voluntad —expresó Abdel, tomando la palabra, y con semblante frío, esperó a que Anisa respondiera.No era muy usual que el Consejo le diera la palabra a un acusado, en este caso era mucho más sorprendente, pues se trataba de una mujer; sin embargo, las cosas podían resolverse casi de inmediato en la medida en que ella fuera hablando.—¡Jamás me atrevería a jugar con algo tan importante para mí! —rebatió Anisa, moviéndo
Aida corrió hasta su habitación, sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, le latía de prisa, sus manos temblaban y sudaban. Ella tragó saliva, buscó un nuevo hiyab, uno que Anisa le había obsequiado, lo aguardó entre la manga de su túnica, tomó unas cuantas monedas de su cajón y volvió a salir con prisa, rogando a Alá, que nadie se diera cuenta de lo que estaba haciendo…Entre tanto, Jahir y compañía, entraban por la puerta principal del palacio. Había sido un día difícil con un resultado satisfactorio.—¡Jahir! —gritó Scarlett en el mismo momento que la puerta de la habitación se abrió y dejaba ver la llegada de los hombres a la sala.Scarlett corrió para abrazarlo, importándole poco las reglas y todo lo que tenía que ver con costumbres, ella solo quería abrazar a Jahir, sentirlo junto a su cuerpo.—Todo está bien —susurró el Emir, al sentirla estremecerse por su llanto.Scarlett escondió el rostro entre el cuello y el hombro de Jahir y dejó que todas sus emociones fluyeran
Tras la despedida de la familia Rafiq, los siguientes días pasaron casi en una bruma para Scarlett, pues Jahir se encargó de que ninguna noticia indeseada llegara a sus oídos, por lo que, cuando la invitación para la boda de Ahmed y Nayla llegó, él no dudó ni un solo segundo en aceptar y trasladarse a la ciudad de Dubái en compañía de Scarlett y Kalila. La boda se llevaría dentro de las próximas cuatro semanas, pero Nayla le había pedido un único favor y quizá regalo de boda, y no era otro, que Jahir le permitiera a Scarlett estar presente con ella en la antesala de tan importante acontecimiento. —Estoy tan nerviosa, siento que cada día lo estoy más y más —dijo Nayla, mientras bordaba su hiyab, el que usaría el día de la boda; era blando, grande y el bordado era de color dorado. Unos preciosos hilos de oro. —No eres la única, Azahara corre de un lado al otro, pues para ella es una boda doblemente importante —mencionó Sienna, quien se ocupaba de bordar pequeñas bolsas que entregarían
«Yo los declaro marido y mujer… en mi presencia… y en la presencia de este público»Las palabras seguían sonando en la mente de los novios. Tomados de la mano, esperaron el momento de la bendición de Abdel, se giraron y caminaron por el pasillo donde ambos habían desfilado solos y ahora lo hacían en pareja, como un solo ser.Abdel rompió una regla en la celebración del matrimonio de su hijo y sería lo único que cambiaría de manera permanente y era la celebración de la walima. La fiesta de recepción era acostumbraba a llevarse a cabo luego de la consumación del matrimonio, pero dadas las circunstancias y el amor que la pareja destilaba, dudaba que esa noche pudieran probar bocado y no tendría a sus invitados hasta la luz de un nuevo día a la espera por la celebración.Así, la celebración dio inicio, las puertas del salón donde el banquete aguardaba por los invitados se abrieron y cada uno pasó a degustar de la comida preparada para la ocasión. Nayla y Ahmed apenas tuvieron tiempo de pr
Nayla sintió los azotes tan reales, como si de nuevo estuviera siendo golpeada por aquel látigo que marcó su piel.—Nayla —la voz de Ahmed, junto a la caricia sobre su rostro la sacaron de sus cavilaciones y la trajeron de nuevo a la realidad.—Ahmed, yo…—Shhhh —el dedo masculino le hizo guardar silencio cuando se posó sobre sus labios—. No hay pasado, Nayla, solo somos tú y yo —murmuró.Ella tembló y tomó la mano de Ahmed cuando él se la volvió a ofrecer y la llevó a la cama. El cuerpo de Nayla cayó con suavidad sobre las sábanas y pétalos de rosas, mientras Ahmed apartó las prendas de su propio cuerpo, se acercó a ella y la cubrió totalmente, haciendo que sus cuerpos se rozaran entre sí.—Solo somos tú y yo —repitió con voz ronca.Ahmed no le dejó responder, ocupó su boca nuevamente, fue un beso casto y tierno. Un beso que empezó a cambiar conforme Nayla se abrió para él y le correspondió.Ahmed profundizó el beso, enredó su lengua con la lengua de Nayla, él saqueó la boca femenina