Ivette RussellUna vez más había caído en el hechizo Chapman y eso me hacía sentir enfurecida.—Eres un insufrible —espeté con rabia, apoyando ambas palmas en su pecho para tomar el impulso necesario y levantarme, mirándolo a los ojos por primera vez, después de nuestra ardua jornada.—Te vez preciosa.Sus ojos se posaron en mis pechos, por un largo, largo rato.—Imbécil —farfullé, colocándome de pie, para ir a por mi ropa.Imitando mi acción, él también se levantó, recogiendo la toalla del piso.—Tendré que ducharme otra vez, ¿Vienes conmigo?Aunque me moría por decirle que si, en esta oportunidad tuve el valor suficiente para negarme, sin embargo, no contaba con que él fuera tan insistente.Oh, ¡Vamos!, ¿A quién quiero engañar?¡Por supuesto que deseaba que fuera insistente!»—Solo ducharnos, lo prometo.Puso esa cara de niño bueno y no supe como decirle que no.—Si me tocas un pelo, te golpearé en la cara —amenacé, yendo directo hacia el baño.Abrí la regadera y me introduje debajo
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