Corazón en Custodia. Capítulo 24: Negociando con un enfermo
Y nuevamente ese intento de beso en la playa queda en el olvido, al menos en sus bocas, porque en sus pensamientos es muy diferente. Desde ese día Sandy se siente extraña y no sabe qué hacer, por lo que decide hablar con la única persona que le dirá lo correcto y no lo que quiere escuchar. Toma su teléfono y llama a su padre, quien le responde en el primer repique. —Princesa, ¿cómo estás? Que gusto escucharte. —Hola, papi… en realidad no sé cómo estoy. —Te oigo desinflada, ¿te pasó algo? ¿No has podido golpear a nadie, es eso? —No, papá —se ríe ella—. Es… es un chico —James, que está sentado con unos clientes se pone de pie y sale de allí sin importarle nada, se encierra en su oficina y Sandy se pone ansiosa—. Papi, ¿estás ahí todavía? —Sí, me vine a mi oficina para poder maldecir a gusto al idiota que me tiene a mi princesa desinflada. —Él no me ha hecho nada, padre… pero tengo miedo. Nunca me sentí así antes y en verdad me da terror lo que estoy sintiendo, más por un hombre as
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