Escuché el ruido de los que se iban, pero no quise salir… ¡Eh! Pero qué depresión existencial la que tenía. En verdad si estaba jodida con mi Chocolate… ¡Ea Ave María, pues!, en qué momento me ilusioné tanto.Detesto tanto sentirme vulnerable, detesto cuando una situación me recuerda la soledad en la que vivo, ¿cómo pudo lograr Yasar Ortega, sin aviso, estuviera tan adentro en tan poco tiempo? ¿Qué pasó contigo, Amira? Siempre has sido centrada, ecuánime, al pan, pan y al vino, vino. Y ves a un delicioso chocolate… ¿Qué hizo él distinto? «Defenderte». —habló la voz interior y como un tsunami los recuerdos del pasado regresaron.Mi padre era el que siempre me defendía, pero esa vez no pudo, desde ahí alejé a todo el mundo. Las verdaderas personas a las que les permito llegar a mi vida eran porque me protegían, era el bendito patrón de protección. —comencé a llorar en silencio.Yasar sin conocerme me protegió y por eso para mí fue un requisito superado. Para mi protección personal era r
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