No perdía nada con verificar si su habitación estaba con el cerrojo puesto. Una vez llegué me di un baño y antes de meterme en la cama recordé lo hablado con Salomé, lo mucho que me ha tenido pensando en ella. De solo recordarla creció una parte de mi anatomía.Me puse una pantaloneta, la camiseta en la mano y me lancé en busca de lo que he anhelado, puede que no pase ahora. Son las dos de la mañana, no obstante, el dormir con ella… Eso era otra cosa, Yaro.Llegué hasta la puerta. —Si estaba cerrada te devuelves y… — Abrí. Te acuestas a dormir, solo dormir con ella y ya no hay vuelta atrás Yaro Lozano. Ingresé, cerré la puerta detrás de mí con seguro. Me acosté a su lado, la sentí sonreír. Volvió a acomodarse como esa noche, su mano la puso en mi pecho, su cabeza en mi hombro y esa familiaridad que ha surgido entre nosotros desde un inicio se plasmó de nuevo. La abracé, le di un beso en la frente, me acomodé mejor, sentí un beso en mi pecho.—Es rico saber que ya estás cerca.—Descans
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