Capítulo 36. |Un comienzo|
El sudor se deslizó por la espalda de Emma, gimoteó cuando Max la levantó y la puso contra el vidrio de la ventana de la sala, la embistió de manera impecable, él tenía sus manos en su trasero y sus dedos se incrustaron en su piel, el lugar se había llenado de jadeos, gemidos y gruñidos, estos últimos de parte de Max; No habían dejado de tocarse desde que empezaron la primera vez, habían pasado un par de horas y ambos parecían no saciarse aún del uno y del otro. Habían tenido sexo en la sala, en la habitación de ella, en el baño, y por último, en la encimera de la cocina, Emma se había aferrado con sus dedos a la orilla mientras él desde atrás, entró en su interior sin darle tregua, hasta que tocó ese botón que la lanzaría a su propio orgasmo, él era brusco cuando ella lo pedía, y eso le estaba volviendo fascinación. La excitaba como nadie más podría hacerlo, Jamie había sido su primera y única pareja para ella antes de estar con Max, había descubierto posiciones que la dejaba dudand
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