Todo fue risas y alegrías por un momento en el restaurante, pero cuando terminaron sus copas de vino, el teléfono de Tatiana vibró con un mensaje. Miró hacia abajo y palideció, sus ojos se abrieron en estado de shock que intentó ocultar pero sin éxito.—¿Qué sucede, ocurre algo? —preguntó Margaret, preocupada.Tatiana trató de ocultar el mensaje a Margaret y James, pero ellos podían sentir su angustia. —¿Está todo bien, Tatiana? —preguntó James, preocupado y extrañado.—No es nada —dijo Tatiana, metiendo su teléfono en su bolso. Parecía que estaba mintiendo—. Solo una emergencia de trabajo. Lo siento, tengo que irme. Podemos hablar más tarde.Con eso, Tatiana recogió rápidamente sus cosas y salió del restaurante, dejando a Margaret y James solos en la mesa. Margaret frunció el ceño, sintiéndose incómoda. —¿Crees que algo está pasando? No es la primera vez que la veo así —le preguntó a James, quien se encogió de hombros. —No lo sé, Margaret, pero tenemos que tener cuidado. Sabes q
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