Luego de aquel bochornoso momento en la estación de policía, James encaminó a Margaret a una cafetería cercana, y ahí estaban los dos, tratando de encontrarle sentido a todo lo que había sucedido. James se acomodó mejor, se acercó a ella lentamente en su asiento, frente a ella. — En verdad... Lamento lo que pasó con los Clark, Margaret. No merecías que te trataran así — dijo James, tratando de consolarla.— Lo sé, James. Pero tienen razón. Soy una mala influencia en todo el sentido de la palabra, nadie puede estar seguro a mi lado, ni yo al lado de nadie sin dudar de todo. Mira lo que ocurrió al confiar mucho en Tatiana. Mira lo que le pasó a Richard por mi culpa — respondió Margaret, con la voz temblando por la emoción.— No puedes culparte por lo que le pasó a Richard. Y ni siquiera sabemos si es culpable o no. Todo podría ser un montaje, nada está definido aun — dijo James, tratando de hacer que Margaret se sintiera mejor. — Pero, ¿y si no lo es? ¿Y si realmente hizo algo malo?
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