A las doce las familias nos abrazamos, no he parado de llorar, este embarazo me puso llorona, Augusto me tiene toda revuelta, me duele la cadera, pero no quiero dañar este momento tan especial, mi Bestia besaba a Isaac, qué se había quedado dormido, él ya había guardado el montón de regalos que nos entregamos, sin mentir eran como diez por persona y el niño recibió muchos más, de nuestra parte eran como seis regalos. Lo cierto era que era precioso este compartir.—Amor, ayúdame a levantar, quiero ir al baño.—¿Otra vez? Te entró la meona.Metió al niño en el coche para que estuviera mejor y luego me ayudó a levantar, con mi caminado raro me dirigí al baño, oriné, pero sentí que fue mucho chichi. Al levantarme sentí un fuerte dolor, mi primera contracción. Salí del baño y como si mi marido lo presintiera esperaba en el pasillo.—Casi ingreso a sacarte del baño. —Otra contracción y me quejé—. Pequeña ¿Qué tienes?Sentí un dolor muy horrible, un líquido caliente comenzó a bajar por mis p
Leer más