Cruces de corazones. Capítulo 4. Cruce de corazones.
Dayana se quedó sin palabras, sintiendo cómo el mundo se derrumbaba a su alrededor. Las lágrimas seguían brotando de sus ojos, pero esta vez era un llanto silencioso y desgarrador.―¿Qué estás diciendo, Salvador? ―preguntó con voz temblorosa―. ¿Santiago está enamorado de mí?Salvador asintió con tristeza, sin apartar la mirada de Dayana.―Sí, lo está. Desde hace mucho tiempo ha sentido algo por ti, desde que era un chiquillo, pero nunca tuvo el valor de decírtelo.Salvador cerró los ojos recordando ese momento cuando su hermano le confesó sus sentimientos, estaban descansando luego de haber pasado horas jugando, y como a su madre no le gustaba que entraran sudados a la casa, se tiraron en el jardín para refrescarse, se acostaron boca arriba, sin dejar de observar el brillante cielo azul y de repente su hermano Santiago sacó la conversación.“―Salva ¿Alguna vez te has enamorado? ―interrogó. Salva dio un largo suspiro y su hermano soltó la carcajada―, hay hermanito, tu suspiro lo dice t
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