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Todos los capítulos de Mi Consentida 2: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31. Otra llamada de atención
Capítulo 31. Otra llamada de atenciónNarra Alondra Ferreyra PérezAxel me miraba muy preocupado esa mañana cuando yo abrí los ojos y me encontraba acostada con él y dándome cuenta de que solo estábamos en esa recámara nosotros dos. La cabeza me estaba estallando terriblemente y conocía bien ese dolor tan intenso, era producto de la reseca por la borrachera de anoche de la que no me arrepentía para nada.–Alondra ¿Cómo te sientes, preciosa? – Axel me preguntó muy preocupado – Te veo un poco mejor que hace un rato.–Axel ¿Qué pasó? No me acuerdo bien de nada y ¿Por qué estamos durmiendo juntos? No me digas que pasó algo entre nosotros, yo no puedo hacer eso. Yo soy de David.No lo podía engañar, yo no estaría con otro hombre que no fuera mi güero hermoso, no le iba a poner los cuernos, pues él iba a regresar.–No cariño, no pasó nada de lo que estás pensando. Solo te dio una crisis depresiva muy fuerte, Elisa me pidió ayuda y te quedaste dormidita después de tomar un té relajante.Axel
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Capítulo 32. A distraerse un rato
Capítulo 32. A distraerse un ratoNarra Alondra Ferreyra PérezAhora no, su tiempo de hacer las cosas bien ya había pasado. Que me dejara en paz y hacer de mi vida lo que me diera la gana–No voy a dejar que eches a perder tu vida. No lo harás y te exijo que te metas a bañar y que te tomes algo, para esa resaca espantosa que traes. Hueles a puro borracho. No quiero que vuelvas a mencionar el nombre del pendejo de David aquí en mi casa.Era el colmo, me venía a querer prohibir algo, estaba muy equivocada, yo iba a conseguir donde vivir y que nadie me estuviera jodiendo la vida más de lo que ya la tenía jodida, tenía que estar de arrimada, por eso se aprovechaba para estar tirándome en cara que estaba en su casa, pues sus reglas me valían tres hectáreas, no le iba a estar obedeciendo nada a nadie, ya no era una chiquilla.–No te preocupes si tanto te molesta yo me largo, estoy harta de no tener nada, de ser una idiota que tiene que pedir limosna hasta para tener dónde vivir, deberías es
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Capítulo 33. Picándome el orgullo
Capítulo 33. Picándome el orgulloNarra David De María RamírezSabadelle y yo, estábamos disfrutando al máximo de la experiencia de estar compartiendo con Altagracia y más que eso disfrutándola mutuamente, aún no llegábamos a eso del trío, pero eso lo pretendíamos sin lugar a dudas, la tendríamos al mismo tiempo, y sabía que a ella le iba a encantar. Aunque hasta ahora, la usábamos a nuestros antojos en ratos él y en ratos yo.Algo que me encantaba de ella, era que cedía ante mis caprichos y me cumplía todas mis fantasías y en eso superaba ampliamente a mi consentida, claro que la diferencia era que no la amaba y que mi cuerpo y mi mente seguían amando a Alondra, ella seguía en todo momento en mi mente y en mi piel, quería que esto no siguiera pasando.–David, vamos a meternos al mar – Altagracia me abrazó en la cocina y fue directo a agarrarme mi parte noble – Por favor, hace mucho calor y me quiero refrescar y bañar contigo.Quería estar en paz por un rato y a Altagracia la iba a ma
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Capítulo 34. Siempre dispuesta
Capítulo 34. Siempre dispuestaNarra David De María RamírezTenía que aguantar todo, lo que pretendíamos hacer con ella, y no se iba a negar de eso, estaba seguro.–Claro que sí.Agarré el cabello de Altagracia nuevamente y me introduje de un solo empujón en ella, tiraba de su cabello para llevar el ritmo del encuentro y la penetraba con mucha fuerza, haciendo que todo se moviera en cada embestida que le daba. Ella agradecida, gemía, jadeaba y gritaba, dejándome claro que el amo y señor del disfrute que estaba teniendo en ese momento era yo y solo yo.La volteé e hice como me dio la gana, ella era flexible, algo que me gustó mucho, y ella solo daba gritos de placer, disfrutando de cada cosa que la hacía, era una marioneta que podía mover a mi antojo. Ella, al no poder abrazarme ni hacerme nada, se dejaba penetrar y estalló de placer cuando en medio de unas embestidas mordí sus pezones al grado de sangrarla y después de eso seguí dándole con una fuerza descomunal hasta que estallamos
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Capítulo 35. Un buen prospecto
Capítulo 35. Un buen prospectoNarra Alondra Ferreyra PérezSimone y los demás amigos con los que estábamos, se estaban riéndose de todo lo que yo decía y yo me divertía asegurándoles que a ese forro de hombre yo lo iba a conquistar, ya me lo había propuesto. Me sentí liberada y feliz al darme cuenta de que, al menos, mi buen ojo con los hombres no se había perdido a pesar de lo que me pasó con David, y Simone me animaba a querer ligar con él.–Vas Alondra, por lo poco que dejas ver de ti en el taller eres muy osada ¿Qué esperas para ir a conocerlo?Pues se había ido a algún lugar el chico guapo, lo perdí de vista, por un momento y se me había escapado, no lo podía creer, si estaba casi al frente mío.–No espero nada, pero ya no lo veo.No podía ser, pensé. Estaba llegando más gente al baile y ese guapísimo hombre se perdió de mi campo de visión, lo que me alteró demasiado y me preocupó también. Sin decir nada, me separé de Simone y de mis amigos y me interné más entre la gente, lo te
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Capítulo 36. Presentando a un nuevo amigo
Capítulo 36. Presentando a un nuevo amigoNarra Alondra Ferreyra PérezSus manos acariciaron mis piernas y ese solo contacto me hizo sentir escalofríos. Yo, por mi parte, metí mis manos por atrás de su camisa y empezamos a acariciarnos mutuamente, hasta que pronto los vidrios de la camioneta se fueron empañando, él dejó de besar mi boca y siguió con mi cuello, con mi clavícula y mis hombros y yo, quería que todo pasara ahí en la camioneta sin importarme nada, ni nadie.Quería que me tomara ahí, sin más, estaba súper excitada. Mis manos viajaban por toda su espalda y por sus hombros, fui bajando los dedos y los metí por debajo del pantalón, apretando su bien formado trasero, mientras él se deleitaba pasando su boca por todos lados.–Daniel, espera – Le pedí – Es que siento que me voy a correr, ya no aguanto.Apreté los músculos internos, era una sensación muy cegadora, me nublaba la vista, pero era gratificante poder soltar toda la tensión que había estado acumulando, en todo mi cuerpo
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Capítulo 37. Visitante inesperada.
Capítulo 37. Visitante inesperada.Narra David De María RamírezAltagracia ya tenía dos semanas por España y aunque yo no la quisiera, no quería que volviera tan pronto a México, pues la estábamos pasando de lo lindo y follando mañana, tarde y noche. Ella, además, aunque conmigo no se entendía muy bien, mi polla la quería y eso era muy importante para mí para al menos seguir disfrutando de un sexo de primera.–David, vamos a la playa, siempre te retraes de Sabadelle y de mí – Altagracia me vino a molestar a mi cama – Además, él me está dando una buena calentada que me urge que la apagues tú.Siempre estaba preparada para recibirnos, era insaciable, dentro y fuera de la cama, ni siquiera se lo teníamos que pedir, se podría decir que no había día que no quisiera que le estuviéramos dando, nosotros éramos los que nos cansábamos, mientras ella vivía feliz de la vida siendo follada.–Yo encantado, la apagaré y no me retraigo, estoy descansando un poco para poder darte más todo eso que te m
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Capítulo 38. Amenaza
Capítulo 38. Amenaza Narra David De María Ramírez–No seas pesada Romina – Sabadelle la besó, pero ella lo apartó – Quédate, te presento a Altagracia, una amiga de México.–No lo podía creer cuando me enteré y ahora los veo así.Romina negaba la cabeza, al ver a Altagracia sentada encima de mí y que yo la tenía abrazada por la cintura. Mi amiga estaba molesta, pues no quiso ni saludar a Altagracia y yo, tenía que parar esto antes que fuéramos a tener un problema o que ella, fuera a llamar a Alondra.–Romina, es un placer conocerte – Altagracia soltó su veneno – Soy prima de Alondra y espero que conmigo, te lleves bien también. Siéntate un rato con nosotros. Yo estoy ocupando a David, pero Sabadelle está libre.Romina, ni siquiera determinó a Altagracia, se veía que estaba bastante enojada con la situación que nos habíamos montado mi colega y yo con la prima de Alondra, pero eso era nuestro gusto, ni siquiera lo habíamos planeado esto mi colega y yo, ella solita quiso venir a España.
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Capítulo 39. Cómo en un sueño
Capítulo 39. Cómo en un sueñoNarra Alondra Ferreyra PérezDaniel esa noche se despidió de mí y de Simone y se fue a bordo de su camioneta pick-up de lujo. Simone cerró la puerta y apenas nos quedamos solas y ella me abrazó y sacó una botella que tenía reservada para ocasiones más que especiales y esta era una de ellas. No podía creer después de todo lo que había sufrido por David, ahora estuviera feliz después de haber probado otros labios y otros besos que no fueran los de mi güero, Simone me volvió a la realidad.–Quedaste picada con ese Danielito y ¿quién no? Está como quiere – Se descaró Simone – Suertuda, afortunada y aventada que eres Alondra. Por eso hoy tomaremos de esta botella.No le iba a decir que no, estábamos para celebrar todo lo que viniera después, estaba lista para lo que fuera, Daniel me gustaba mucho, y sus besos hicieron que me olvidara de mi tristeza.–Sí, Simone, vamos a darle fin – Respondí – Y de Daniel, no has visto ni has sabido nada, por poco me hace suya
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Capítulo 40. Lo peor que me han dicho
Capítulo 40. Lo peor que me han dichoNarra Alondra Ferreyra PérezMe encontraba sobre nubes de algodón, era como estar volando libremente por el cielo.–Soñé toda la noche con tus besos, y tus caricias, Alondra – Me dijo seduciéndome enseguida – Me encantas.Yo también había soñado con él, pero aquí había un problema y ahora que estábamos los dos sobrios, teníamos que hablar sobre ese tema, había otra persona involucrada, la chica que estaba ayer con él, pues la había dejado en el baile, o ya no supe en realidad que había pasado con ella.–Daniel, pero y la otra mujer con la que estabas en el baile.Eso lo teníamos que dejar muy claro, no quería problemas si estábamos en algo y llegara alguien a hacernos un pleito, mejor que arreglara su situación con ella y después me viniera a buscar.–Desde que te vi, ella y todas las demás dejaron de existir. Tú eres la única ahora y depende de ti, si quieres estar junto a mí, no tengo nada con nadie más.¿Qué me estaba pasando con Daniel? Pensé
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