Capítulo 25. Escondiéndose de todos
Capítulo 25. Escondiéndose de todosNarra David De María RamírezNo podía, ni tampoco quería creer, que Alondra fuera tan desgraciada, infeliz y malvada, que no me había guardado nada de luto, ni a mí, ni al hermoso amor que habíamos compartido juntos, por eso me había venido a recluir a nuestro lugar de escapadas. Me sentía lleno de ira, mi cabreo estaba fuera de control y no sé, por cuantos días me negué de ver a Sabadelle, a Romina, a todo el mundo que me rodeaba, días en los que tampoco asistí a la Universidad, no quería nada de la vida. La mujer, que me había jurado amor eterno, ahora debía estar en las sábanas de ese desgraciado y yo aquí, hecho un imbécil llorando por ella. Me moría de coraje contra mí mismo, cuando tocaron la puerta del piso y fui a abrir, era Sabadelle.–Hola, colega – Mi amigo se veía preocupado – Te hemos buscado por cielo, mar y tierra. Hasta hoy se me ha prendido el foco y te he venido a buscar a nuestro lugar de escapadas y por suerte, aquí estás.Precis
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