Cuando lo tomaron de los hombros y lo empujaron hacia adelante, él se puso en guardia y estuvo a punto de golpearlo, hasta que lo reconoció.—¿Que mierda, Marcos? —se ríe—. Me asustaste, pensé que me estaban siguiendo.—Ey, no —se ríe el chico—. Solo te quería hacer una broma. ¿Todo bien? ¿Qué haces en Miami?—Vine a ver a mi chica —sonríe— ¿Y vos? Tenía entendido que estabas en España.—Vine a pasar unos días, nada más. Por cierto, te vi en las noticias, ¿Estás realmente con esa actriz?—Si, se llama Luisana —sonríe— ¿La conoces?—Por las novelas, es famosa en España. ¿Cómo están las cosas por allá? ¿Tu familia?—¿Tomamos una cerveza? —pregunta él mientras señala el pequeño bar a solo unos pasos—Si, vamos.Después de sentarse en una mesa y hacer la orden, Renzo hace una mueca antes de hablar de su familia. Nunca era fácil hacerlo, pero no había otra realidad que esa.—¿Supiste lo de José?—¿José? —frunce el ceño—. No, ¿Que le pasó?—Lo mataron —Renzo hace una mueca ante la mención—.
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