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Todos los capítulos de El infierno de la mafia: Capítulo 71 - Capítulo 80
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Un martini para el señor Anzola
– Dra. Caruso, así suena mejor. El lunes cuando llegue a la clínica, debo cambiar mi… ¡oh, hola! Katya notó que el alcohol ya estaba haciendo que su cabeza viajara de un lado a otro, y ella hablara sola. Aquello no era un buen indicativo, pero Katya le sonrió al misterioso tipo que se sentó a su lado. Él tenía una barba y cabello canoso, una mirada cálida y unos ojos cafés que brillaban bajo la luz. Era por mucho, el hombre que más desencajaba en el lugar. Todos en la fiesta, eran fríos, duros, rebeldes. Sin embargo, este nuevo hombre era cálido, sonriente y lucía amable. Katya se preguntó quién sería, puesto no lo había visto antes por allí. – Oh, no –él dijo–. Acabo de llegar hoy, pero no duraré mucho por aquí. Solo vengo de paso. Al parecer, Katya había hecho su pregunta en voz alta. El hombre entrado en años, le sonrió y volvió a mirar hacia el cantinero, que parecía estar atareado con las bebidas y no lo atendía aún. – ¿Y viene paso?, ¿por qué no se queda en la fiesta? –Se
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La persona correcta
– ¿Qué es esto, dulce Katya? –El hombre era demasiado amable, todo debía ser una fachada. Pero lo fuese o no, el tipo fuese un sicario o un mafioso, Katya no permitiría que esa niña siguiera sufriendo si estaba en sus manos poder ayudar.– Es mi clínica –respondió Katya, la boca de Artem se abrió con sorpresa mientras a sus ojos le llegaba una chispa que ella había visto en muchos pacientes: esperanza–. No estoy diciendo que pueda curarla, pero jamás rechazaría un paciente por más difícil que esté el caso. Además, quizás no la cure, pero no la dejaré morir. Jamás la dejaría morir.Y entonces, ocurrió lo que Katya menos esperaba: aquel temible mafioso, que probablemente siempre inundaba y protagonizaba las pesadillas de Egan, la abrazó. Entre los brazos de Artem, Katya no supo por qué se sentían tan familiar, tan normal, como si aquello debiese ser algo común.No fue una chispa, como usualmente Katya sentía al abrazar a Egan. Es decir, no era amor lo que había allí entre ellos. Pero ha
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Sé que te duele
Egan había odiado dejar a Katya sola durante tantas horas, habían sido en total casi medio dia. Pero él sabía que al final valdría la pena. No ese mismo día, ni el siguiente, pero a penas regresaran a Sacra Corona valdría la pena ver la cara de felicidad de Katya.Al regresar al edificio, Egan entró escoltado por sus guardaespaldas Duncan y Leo. Su tío, Elian, estaba justo en la puerta fumándose un cigarrilo, pero apenas vio a Egan parecía que en realidad estaba esperándolo era a él.Egan gruñó cuando su tio le bloqueó el paso. Obviamente, era evidente que sí estaba esperándolo.– ¿Dónde estabas? –Preguntó Elian.– En Sacra Corona, tuve que volver por unas cosas pero ya estoy de regreso –Egan intentó volver a entrar pero Elian lo boqueó nuevamente. Sería tan fácil para Egan derribarlo, pero no quería causar un alboroto. Venía de muy bien humor como para arruinarlo justo antes de que iba a volver a ver a su Katya–. ¿Podrías apartarte y permitirme entrar en mi propio club?Elian parecía
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Igual que tú
Katya entró el baño y se encerró en uno de los cubículos. Ella estaba temblando, sus piernas le fallaban a cada instante y sus brazos ni siquiera podían sostener un vaso con agua. El alcohol había abandonado su cuerpo hacía rato y su cabeza daba vueltas, parecía que en cualquier momento vomitaría y sentía su corazón desgarrarse con cada segundo.La había cagado, sin duda alguna. Katya había arruinado todo, ¿y por qué? Por simple curiosidad, pues nadie le había dicho que investigara sobre la muerte de Alyssa, la madre d Egan. Ellas se parecían, sí, pero jamás era responsabilidad de Katya encontrar la verdad o buscarle venganza.¡Por el amor de Dios! ¡¿Qué había hecho?!Katya salió dando tumbos y se sostuvo del lavabo, de donde tomó agua después y la tiró sobre su rostro. El maquillaje que Sylvana le había hecho empezó a chorrear, por lo que Katya se lo quitó y mojó también su cabello para que toda la purpurina que tuviese aún, se cayese.¿Ese era su mundo? No, claro que no.Las fiestas
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Necesito que vuelvas
– Sí, gracias –la voz de Egan sonó distante hasta para él mismo. Tras cortar la llamada, Egan miró hacia el balcón de su habitación. En medio de la oscuridad de la noche, sentada en el suelo con su vestido arrugado alrededor de ella. Katya tenía la mirada perdida en los demás edificios frente a ella, pero realmente parecía que veía nada. Su cabello caía sobre sus hombros y de vez en cuando temblaba por el frío–. Argus, encárgate del resto, por favor.El mencionado asintió, Egan lo miró con tranquilidad al saber que Argus haría lo que fuese por terminar de solucionar el problema.– Egan –dijo Argus, su voz sonaba extraña, preocupada–. ¿Katya estará bien? Es decir, ella es fuerte, pero mató a una persona. Eso no se supera a la primera.Egan no le respondió a Argus, en su lugar simplemente le dejó su teléfono para que terminara de hacer las llamadas pertinentes y tomó camino hacia el balcón. Deshaciéndose de su corbata y su chaqueta, Egan se subió sus mangas hasta sus codos e hizo tronar
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Será todo un infierno
Katya asintió, finalmente permitiéndose tener un momento de calma. – ¿Y Danilo?– ¿Qué pasa con él? –Preguntó Egan. Katya bufó.– Egan, si fueras tú, estarías echando abajo todo el edificio.Egan rio suavemente, porque era cierto: por Katya, él removería hasta el cielo buscándola.– Danilo no soy yo, amor mío –dijo Egan, a Katya se le aceleraba el corazón cada vez que él decía uno de esos apodos. Parecía estar decidiendo cuál le gustaba más–. Ellos no se aman… amaban, en realidad. Solo tenían alguna especie de convenio: sexo a cambio de dinero –a Katya le asqueó un poco eso–. La mayoría de las relaciones de los mafiosos son así, Katya. La mayoría no tienen tiempo para dedicarse a un matrimonio, con hijos y una casita. Sin embargo, estamos otros que pasamos por encima de lo normal.Egan le dejó un pequeño beso a Katya en los labios y ella sonrió, la primera sonrisa (aunque pequeña) que daba en toda la noche.– Toma esto como tu inicio –dijo Egan pasando un mechón del cabello que se le
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El trato
Egan respiró lentamente, su rostro se endureció y su mandíbula se tensó. Él se apartó del contacto de Katya, con la intención de poder mirarla de frente en el asiento. – Yo atendería a su nieta, a cambio de que él me diera información.Egan parpadeó, confundido. – ¿Él te iba a dar información a ti? –Katya asintió–. ¿Qué clase de información?Katya suspiró.– Le iba a hacer un par de preguntas sobre la historia del negocio, preguntas que iban a hacerte un bien al final, pero nunca se concretó porque apareciste cuando le iba a decir lo que él tenía que averiguar para mí –Katya se sintió traicionada al recordar eso. Estuvo a nada de saber quién era el segundo sospechoso de la muerte de la madre de Egan, y ella no había podido descubrirlo–. Él me iba a decir quién mató a tu madre.Las cejas de Egan se dispararon hacia arriba.– Katya, no seas tonta, mi amor. Fue él –Egan estaba completamente serio, pero sus ojos tenían un ligero sentimiento de calidez al ver que a Katya intentando ayudarl
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¿Mamá?
Katya solo se tiró a los brazos de su madre e ignoró todo lo demás a su alrededor. Nada importó, absolutamente nada valía más la pena en ese momento, que los cálidos brazos de su madre que la rodeaban con tanta familiaridad y amor. Después de tantas cosas que habían sucedido, Katya se dio cuenta de lo mucho que valoraba en ese momento la presencia de su madre. Sintió las lágrimas quemarle en los ojos nuevamente, pero ella se había hecho la promesa de nunca más quebrarse.Además, ella estaba feliz de ver a su madre allí. No tenía por qué llorar, solo alegrarse de que su madre estuviese presente sin ningún motivo.Exacto, no había algún motivo por el que ella estuviese allí.Katya se separó de golpe. – Madre, no es mi cumpleaños. ¿Qué haces aquí?– Pues, Egan me secuestró. –Respondió su madre con una sonrisa sinvergüenza, le lanzaba extrañas miradas a Katya mientras veía a Egan sonreírles desde su espalda.Parecía que Egan tenía fachada a su madre como a una adolescente hormonal.– ¡¿Qu
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Hacen una linda pareja
Egan estiró su mano, deslizándola por la mejilla de Katya, sintiendo su piel fría ante su contacto.– Tranquila, Katya. Ella está bien; no le diría jamás nada que la comprometa. Solo la traje porque sé que llevas mucho tiempo sin verla. Y, no lo sé…, solo creí que te haría feliz.Aquello derribó las barreras de Katya. Ella no podía enojarse con Egan solo cuando él había hecho algo con la simple convicción de que la haría feliz. No, no podía enojarse con Egan ni siquiera porque, en realidad era cierto, él había secuestrado a su madre.Egan frunció su ceño, ofendido.– Además, somos una pareja convencional –Katya rio suavemente, negando con su cabeza–. Claro que sí: estamos casados, vivimos juntos, tenemos perros y tenemos el mejor sexo de todos –Katya sintió sus mejillas arder, lo que solo logró que Egan se volviera más ávido y agarra a Katya por la cintura, solo para atraerla contra él–. Eso, y nos involucramos brevemente en la vida familiar y social del otro. Tú conoces a mi tío, que
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Te vio
– Yo también te amo, mi amor. –Le respondió Egan, inclinándose en su asiento y dejándole un beso en su mejilla.Era la primera vez que Katya lo veía sonreír tanto que dos hoyuelos en sus mejillas se marcaron. Si existiese un nivel más alto que "feliz", Egan lo estaba experimentando en ese preciso momento.Olena sacudió sus manos de la emoción.– Oh, basta de afectos en público –dijo divertida–. ¿Cuándo se casarán?Si supieses madre, pensó Katya.– Diciembre es una fecha linda –dijo Egan, terminándose el último trago de su copa–. Conozco un lugar muy romántico que en diciembre se pone bellísimo.La madre de Katya aplaudió de la emoción. – Solo quedan ocho meses, tenemos que conseguirte un vestido, Katya.Ella negó con su cabeza. Los nervios de una boda real, la cual nunca le propusieron realmente, estaba causándole unas náuseas increíbles. Eso, sumado al dolor de cabeza por la falta de sueño estaba haciendo estragos con su concentración.– Ocho meses, madre –recordó Katya–. Es mucho ti
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