Ethan tomó las curvas con precaución, y después de que llegó a una de las últimas vueltas, afincó más su acelerador.No podía negarlo, le dolían las piernas y parte de su espalda, pero la adrenalina que sentía en sus venas era mucho mayor ahora, que cualquier queja. Habían pasado cuatro meses desde la primera vez que se subió de nuevo a su Ferrari y comenzó a darlo todo por la copa, una sonrisa se dibujó en su boca, sabiendo que, por casualidades de la vida, este año la última carrera, cerraba en Canadá.Pudo escuchar a su entrenador deportivo por los cables en su oreja, mientras él, junto a su mayor rival del equipo contrario, estaban distanciados del pelotón. Y ambos, de cierta forma, adelantaba al otro cuando la oportunidad se daba.Vio la bandera que indicó las últimas cinco vueltas, y su corazón comenzó a latir a desmedida.Nadie lo sabía excepto Briana y él. Esta sería su despedida a las pistas, y quería cerrar de una mejor manera.Ethan no sabía por qué el recuerdo de su último
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