Los brazos de Alexander la rodearon, mientras el la besaba de forma profunda y desesperada, intentando llegar a ella a través de aquel beso. No solo a sus labios y dejar sus sentidos a flor de piel, sino que el millonario intentaba librar una batalla aun mas difícil y desafiante. Llegar al corazón de Bianca. Un corazón roto, igual que su alma. Destrozado y sanado a si mismo del mejor modo que pudo. Negandose al amor que el mundo tenia para ella. Reforzado en hielo y hierro, impenetrable e imperturbable. El millonario la beso, con ternura y delicadeza, mientras la apretaba entre sus brazos. Sus pechos unidos, al igual que sus corazones. Un solo latir, un solo sentimiento. O al menos eso asumió Alexander. Cuando finalmente el se aparto, sintiendo desesperación por saber si habia logrado llegar hasta ella, hasta la raíz de su corazón endurecido, pudo asegurar con pena que no habia logrado trasgredir la feroz barrera. —Alec, no puedo—dijo ella lentamente, sosteniendo su mirada—¿Acaso
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