CAPÍTULO 93. UNA DULCE VOZ
En ese momento en el que William se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte, luchando por aferrarse para no irse, comenzó a sentir una inmensa paz, que no podía explicar, ya nada le dolía, y de pronto, todo dejó de preocuparle. Al distinguir que estaba rodeado de la calidez de una luz, comenzó a dar algunos pasos, siguiendo el camino que comenzaba a vislumbrarse.— ¡Paro cardiaco! —la enfermera gritó.—Desfibrilador —solicitó el médico. — ¡Despejen!William observó por segunda vez, su cuerpo desde otro punto en el que estaba, logró distinguir como los médicos se esforzaban por salvarle la vida. De pronto una dulce voz atravesó su sistema auditivo, provocando que se estremeciera su endeble ser.«¡Por favor, no te lo lleves!», la forma con tanta agonía en la que escuchaba la voz de Camila, le dolió en lo más profundo de su ser.—Mi amor —pronunció, lleno de agitación. Su cansado corazón, se agitó, dando fuertes latidos, entonces percibió como sentía que sus pulmones se llenaba
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