Estamos llegando al final de esta historia, si leíste herederos para el CEO, enfermo, como te darás cuenta, Isabella y María aparecieron por aquí, ¿Qué estarán tramando? Saludos y gracias por llegar hasta este momento. Cami y Will, están por despedirse.
— ¿Qué dices Tiana? —Marc esperaba atento a su respuesta.La jove inhaló profundo, y lo miró a los ojos.— ¿Vivir contigo? —preguntó con voz temblorosa—, no es algo que se había cruzado por mi mente. —Lo miró con nerviosismo—, vas muy rápido.—Ya no somos niños —indicó Marc—, yo me haré cargo de que cada día sea especial. —Elevó su mentón con una de sus manos—, mírame. — ¿Acaso no dijiste que aún soy un hombre atractivo? —ladeó los labios sonriente.Tiana pasó saliva con dificultad al escucharlo, observó como los labios de él se acercaban lentamente a su boca, cerró sus párpados y se preparó para corresponder a su beso.En cuanto la lengua de Marc hizo contacto con la de Tiana, una agradable descarga los recorrió, sus respiraciones se entrecortaron, haciendo que sus torsos subieran y bajaran, agitados.La chica abrió los ojos y se encontró con unos chispeantes ojos azules, atento a sus reacciones.— ¿Qué dices deseas darte una oportunidad a mi lado? —indagó.Presionó con fuerza sus la
Dos semanas después.Durante la madrugada, una cirugía de emergencia, hizo que Lucía acudiera al hospital donde laboraba, al ser ella la única especialista, que podía atenderlo, al haber sido un embarazo de alto riesgo.Luego de finalizar la cesárea, se dirigió hacia el área de regaderas del personal médico. Caminó hacia el pasillo de las regaderas e ingresó a una de las cabinas y cerró la puerta, entonces comenzó a desabrochar su filipina, quedando solo en sostén. Deslizó los tirantes y llevó ambas manos hacia sus hombros masajeandolos. Tomó asiento sobre la banca del pequeño vestidor y recargó su cabeza sobre el muro, sintiéndose agotada, después de haber vivido horas de gran tensión, durante la cirugía. Posterior a eso, abrió las llaves de la regadera, esperando a que el vapor inundara la cabina de la ducha y se desnudó.Ingresó de inmediato, disfrutando de las pequeñas gotas de agua masajeando su cuerpo. El delicioso aroma a frutos rojos de su champú la hizo terminar de relajars
George ladeó los labios sonriente.—Yo —respondió con tranquilidad—, no esperaba encontrarte aquí —respondió. — ¿Te encuentras bien? —indagó sujetándola por los hombros—, parece que llevas mucha prisa —expresó.—Sí, necesito ir a recoger unas cosas —mencionó y tomó distancia de él—. Te veo después —dijo girando con rapidez.— ¿Acaso Henry no te dijo que no debes andar sola? —cuestionó alcanzando.— ¿Quién te dijo que estoy sola? —respondió ladeando los labios sonriente.George frunció el ceño al escucharla.— ¿Henry está aquí? —preguntó.—Sí, ¿acaso no te lo encontraste? —cuestionó con voz firme.—No. —Frunció el ceño con extrañeza—, se me hace extraño.—A mi también —respondió—, tengo que entrar al quirófano, hasta luego —expresó.Lucia se acercó a su casillero y lo abrió, sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta, que no estaba su móvil.— ¡Demonios! —exclamó asustada. Tomó un bisturí del equipo médico y lo guardó en envolvió con un paño. Esperó durante unos minutos, antes
Henry sacudió su rostro, la miró a los ojos y se quedó pensativo, antes de hablar, la llevó hasta su vehículo y la acomodó con delicadeza, abrochando su cinturón de seguridad. En cuanto arrancó el motor, se alejó con rapidez. —Dime qué fue lo que ocurrió, necesito comprenderlo.—Alguien estaba espiandome, cuando me duchaba, logré ver por debajo de la puerta unas botas, distinguí por un orificio de la puerta que me veían. —Se abrazó a sí misma sintiendo un fuerte escalofrío recorrerla, de pronto intentaron abrirla, estaban forcejeando, por fortuna ingresaron mis compañeras del quirófano, y eso hizo que se alejara.Su mandíbula se tensó y su mirada se ensombreció, justo cuando la adrenalina del momento estaba saliendo de su cuerpo, se llenó de ira.— ¡Infeliz! —exclamó y colocó una de sus manos sobre la de ella.—Como pude me cambié de ropa —expresó con voz temblorosa—, y salí corriendo, al llegar al ascensor, me di cuenta que no tenía mi móvil, por lo que regresé y me lo topé. Record
El corazón de Tiana retumbaba con fuerza, al ver que no decía una sola palabra.— ¡Sorpresa! —exclamó—, acomodándose los tirantes de la blusa de gasa que usaba.Marc sacudió su rostro, al distinguir nerviosismo en su voz, su mirada se fijó en los movimientos de una de sus manos, al arreglarse los finos tirantes de spaguetti, entonces sus ojos se clavaron en su acremada piel de porcelana.—Vaya que me has sorprendido —manifestó sacudiendo su rostro.—Me decidí hace unos días, me dejaste muy en claro que en el momento que me viniera a vivir contigo, esta también sería mi casa. — ¿Es así o no? —indagó—, por eso me atreví a solicitar un cambio, para sentir la habitación como mía.No pudo evitar sonreír, al escucharla.—Me alegra que empieces por el lugar más importante. —Su mirada se ensombreció, acercándose a ella para poder estrecharla entre sus brazos.—No deseaba dormir en una cama, en la que hubiese huellas de otra mujer.No pude evitar deslizar sus dedos sobre sus hombros, su piel
Lleno de repulsión, se recargó sobre la pared intentando jalar aire, ante el horror que estaba viendo. Se puso de pie y caminó hacia su closet, y abrió las puertas, sacó un par de cajas, que tenía en la parte superior, y comenzó a hurgar, desde el interior de los guantes de látex, sus manos sudaban, ante el nerviosismo que lo recorrería.Encontró imágenes de ellos cuando estudiaban la carrera, en donde aparecían juntos, aparecían Henry con el rostro recortado.— ¿Por qué nunca me di cuenta que me odiabas? —se reprochó.Sacudió su rostro al vibrar su móvil, arrugó el ceño al ver que se trataba George.—Parece que ya descubriste mi secreto, ¿cómo te sientes al saber que Stacy te engañó conmigo?Henry inhaló profundamente y tensó su mandíbula.— ¿Por qué? —cuestionó con la voz enronquecida.—Desde que la conocí, siempre me gustó —explicó—, de no haberte conocido, estoy seguro que se habría enamorado de mí —gruñó—, pero tenías que cruzarte en su camino.y quitármela al igual que me lo qui
— ¿Acaso lo dudas? —Camila esbozó la más bella de sus sonrisas. — ¡Por supuesto que deseo casarme contigo! —exclamó con alegría—, aunque no necesitamos de un papel para estar juntos. —De un papel no, pero sí, de algo que nos una más allá de las cosas de este mundo —sonrió—, después de todo lo que vivimos, me encantaría tener un vínculo que me ate espiritualmente a ti. —Colocó el fino diamante en oro blanco, con pequeñas incrustaciones alrededor de pequeñas piedras brillosas, coronando con un gran diamante reluciente. Las pupilas de la joven se dilataron al observar aquel símbolo como promesa de que tendrían un futuro pleno, juntos. —Valió la pena esperar por esta propuesta. —Se aferró a su cuello en cuanto se puso de pie—. Te amo William Ellison, desde el día que te conocí, cuando comenzamos con los trámites del vientre subrogado, me pareciste el hombre más apuesto, que jamás había visto en mi vida. William ladeó los labios y la estrechó con fuerza hacia él. —Lamento tanto que mi
Las prendas volaban por toda la habitación en la que William y Camila se encontraban. Los dulces jadeos de su chica se escuchaban como delicadas notas para sus oídos, las cuales, armonizaban de manera excitante el interior, ante las ardientes caricias él le provocaba.No eran necesarias las palabras entre ellos, la gran conexión que habían alcanzado, después de tantas complicaciones, hacían que se entendieran de una forma única, haciendo que el amor que se tenían creciera cada día más. Fuertes chispazos, chisporrotearon como llamaradas ardientes. Camila dejó caer su cuerpo completamente laxo, después de llegar a la cúspide.—Hay una cosa que nos falta por hacer —expresó mirando su sortija.— ¿Qué cosa? —indagó él.—No hemos fijado fecha para la boda. —Ladeó los labios, al tiempo en la que una de sus manos prosiguieron acariciando su magro cuerpo.— ¿Te parece la próxima semana? —cuestionó Will.— ¡Estás loco! —exclamó Cami—, es muy poco tiempo.—No para mí, necesito más tiempo.— ¿En