29. Ambos nos quemaremos…
Bleid lo sabía perfectamente por qué, aunque cuando fue encerrado era demasiado joven, el año después de escapar de la prisión donde lo tenían los Vangelis, viajó a Sicilia donde estuvo en una manada.Sintió por primera vez lo que era el celo de los iguales, como las feromonas sacaban la parte más primitiva de ellos, como se convertían en las bestias que realmente eran y se dejó llevar por la pasión experimentando lo que significaba ser un alfa, pero jamás sintió lo que sentía con ella, esa necesidad de protegerla, de cuidarla de atesorarla como el más valioso de los tesoros.Entre ellos no existía el celo, Audrey era humana, o algo así, ya cada vez lo tenía menos claro, le dijeron que un Alfa jamás podría sentirse completo sin una omega y ahí estaba él, sin añorar la pasión animal del celo, porque no lo necesitaba con ella, él la deseaba todo el tiempo, era mucho más que deseo, él moría de amor por ella, imaginar su vida sin su esposa ya no era posible.Aunque por un momento en ese a
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