177. Ella esté donde esté ya te ha perdonado.
Unos instantes después, Joel retiró el arma del pecho de Ralf, dejando que cayera al suelo con un sonido metálico. Ralf se tambaleó, agarrándose el pecho herido, su mirada llena de sorpresa y agonía.— Esto no borrará lo que has hecho. Nunca podrás escapar de las consecuencias de tus acciones — susurró Joel con voz cargada de desprecio, antes de apartarse de Ralf y retroceder unos pasos.El silencio pesado llenó el salón mientras Ralf luchaba por respirar, su cuerpo debilitado por la herida mortal. Sus ojos buscaban desesperadamente el rostro de Joel, pero solo encontraron la frialdad y el dolor en ellos.Ralf, cerró sus ojos esperando por el abrazo mortal de la muerte, el dolor fue menguando mientras él permanecía inmóvil rodeado de su propia sangre. Joel se mantuvo allí, contemplando el resultado de su acto. Aguardando por la muerte del asesino de su hija, mientras la imagen frente a Audrey, Bleid, Gregory, Susan y él mismo Ralf ahora conocido como Ravel se empezaba a desvanecer.T
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