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Todos los capítulos de Mi luna, la hija de mis enemigos.: Capítulo 171 - Capítulo 180
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171. Me haces sentir especial.
En ese momento, no existía nada más que ellos dos, fundiéndose en un abrazo íntimo y salvaje. El placer los envolvía, elevándolos a nuevas alturas de éxtasis y dejando atrás cualquier preocupación o temor. Se entregaban el uno al otro con una pasión desbordante, celebrando su amor y la unión que los unía más allá de la realidad tangible.— Ahí, ahí, mi amor —susurró Audrey entre gemidos extasiados, mientras sentía cómo se precipitaba hacia un viaje sin retorno. El calor y la excitación acumulados en su bajo vientre se extendieron por todo su cuerpo, envolviéndola en una oleada arrolladora de placer. Sus músculos se tensaron y se contrajeron en respuesta al orgasmo que la envolvía por completo.En ese instante de éxtasis, Audrey se aferró aún más a Bleid, sus uñas arañando suavemente su espalda y dejando marcas temporales como testimonio de la pasión desatada. Era como si pretendiera mantenerlo dentro de ella, fusionados en un abrazo ardiente y profundo. Su cuerpo se estremecía bajo l
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172. Abuela, abuela, ¿qué te pasa?
¿Acaso Susan también deseaba lo mismo que él?Susan por su parte sentía que su rostro ardía una parte de ella se debatía entre continuar que él siguiera traspasando e invadiendo su espacio personal o ser ella quien terminara de romper la estrecha distancia que los dividía.El aliento de ambos se mezclaban con el del otro, sus rostros estaban tan justos que parecía imposible que algo pudiera evitar que entre ellos se diera ese beso que ambos parecían estar anhelando.Justo en el momento en que sus labios estaban a punto de encontrarse, el sonido de unos pequeños pies corriendo hacia la cocina interrumpió el momento mágico. Joel y Susan se separaron rápidamente, a tiempo para presenciar cómo la pequeña Gwyneth entraba corriendo y se dirigía directamente a los brazos de su abuela.—Abuela, abuela, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás roja en el rostro? ¿Estás enferma? — preguntó la curiosa niña, preocupada por la apariencia de su abuela.Susan, desconcertada por las preguntas de su nieta, optó p
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173. Necesitamos tomar un tiempo para reflexionar.
— Susan, entiendo tu desconfianza y la de Gwyneth. Pero son solo los sueños de una niña — respondió Joel. — Estoy dispuesto a hacer todo lo posible para proteger y cuidar a tu familia, te aseguro que tengo las mejores intenciones con ellos.— Necesitamos tomar un tiempo para reflexionar debo hablar con Gwyneth, ella no es solo una niña— dijo Susan..Joel asintió, comprendiendo la importancia de abordar las preocupaciones de Gwyneth de manera adecuada.Mientras tanto, en el jardín, Barack y Gregory se esforzaron por distraer y entretener a Gwyneth, tratando de brindarle un momento de alegría y diversión.— Mira, Gwyneth, podemos jugar en el laberinto si quieres me transformo y tú tratas de atraparme, recuerdas cómo antes jugábamos a eso — sugirió Gregory, intentando sacar una sonrisa de su hermanita.Gwyneth, aunque todavía inquieta, comenzó a relajarse gradualmente mientras participaba en las actividades propuestas por su hermano y su tío. Aún así Barack sabía la verdad y no solo era
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174. Pero esto va a terminar muy pronto
Aseguraba el brujo conteniéndose. Sintiendo sus ojos arder al pensar en que había pasado siglos y siglos de desesperación y dolor para encontrar un atisbo de felicidad justo cuando debía terminar todo ¿Por qué ahora que por fin era feliz?— Ella es el resultado del amor, ella es lo único que necesito para sacar esos monstruos que cree de la faz de la tierra.Ravel no apartaba la mirada de Gregory.— Tengo que hacerlo, he vivido demasiados años, mi amor, he sufrido demasiadas veces el dolor de la muerte y por mi causa miles y miles de personas en todo el mundo perecieron en las fauces de los monstruos que un día cree, todas y cada una de esas muertes las viví yo también. Estoy demasiado cansado.Gregory se había petrificado en el momento justo que él le había dicho que él más que nadie debía de entender qué era lo que deseaba hacer; sin embargo, no podía. Cómo le pedía entender que para acabar con una maldita guerra, debía sacrificar a un ser inocente.— Pero esto va a terminar muy pro
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175. Es hora de que conozcáis toda la verdad.
—Ravel… ¿Cómo es posible que tú estés aquí?— preguntó el alfa tomándolo de su camisa.Ravel no entendía muy bien lo sucedido había estado como en una especie de limbo observando todo desde el interior del cuerpo de Barack, eran el mismo, compartían la misma alma y a su vez eran personas independientes. Uno había vivido demásiado, el otro era a penas un cachorro en el cuerpo de un adulto.— No creo que pueda quedarme mucho tiempo, o podría hacerle daño a Barack— aseguró Ravel con preocupación mientras atraía a Gregory hacia su cuerpo. Sabía que su presencia prolongada podía tener consecuencias negativas para su amado.Con un aire de urgencia y desesperación, Ravel se aferró a Gregory y lo atrajo hacia sí. Sus labios se encontraron en un beso lleno de pasión y anhelo, conscientes de que aquel momento podría ser la última vez que pudieran saborear el dulce contacto de los labios del otro.El tiempo pareció detenerse mientras se entregaban al beso apasionado. Ravel se aferraba a Gregory,
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176. También ella está muerta.
—Voy a acabar contigo, pero antes, vas a entregarme a mi nieto. De eso dependerá cuán misericordiosa sea tu muerte —pronunció Joel con una voz cargada de determinación y furia.Ralf sintió cómo su corazón se encogía una vez más. En ese instante, deberían estar los tres juntos: él, su esposa y su hija recién nacida. Debería estar disfrutando de esos preciosos momentos, observando la pequeña carita de ángel de su hija mientras su esposa la amamantaba y atendiendo sus caprichos. Nunca se imaginó que su felicidad se vería truncada de esta manera.En su mente, Ralf se dejó llevar por una imagen linda y nostálgica. Se imaginó a su esposa, radiante de felicidad, sosteniendo a su hija en brazos. Podía ver los ojos de su pequeña mirándolo con inocencia y una sonrisa angelical adornando su rostro. Era una escena idílica que solo existía en su imaginación, pero que le brindaba un breve consuelo en medio del dolor.Se vio a sí mismo junto a ellas, compartiendo momentos de ternura y complicidad. I
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177. Ella esté donde esté ya te ha perdonado.
Unos instantes después, Joel retiró el arma del pecho de Ralf, dejando que cayera al suelo con un sonido metálico. Ralf se tambaleó, agarrándose el pecho herido, su mirada llena de sorpresa y agonía.— Esto no borrará lo que has hecho. Nunca podrás escapar de las consecuencias de tus acciones — susurró Joel con voz cargada de desprecio, antes de apartarse de Ralf y retroceder unos pasos.El silencio pesado llenó el salón mientras Ralf luchaba por respirar, su cuerpo debilitado por la herida mortal. Sus ojos buscaban desesperadamente el rostro de Joel, pero solo encontraron la frialdad y el dolor en ellos.Ralf, cerró sus ojos esperando por el abrazo mortal de la muerte, el dolor fue menguando mientras él permanecía inmóvil rodeado de su propia sangre. Joel se mantuvo allí, contemplando el resultado de su acto. Aguardando por la muerte del asesino de su hija, mientras la imagen frente a Audrey, Bleid, Gregory, Susan y él mismo Ralf ahora conocido como Ravel se empezaba a desvanecer.T
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178. ¡Pero dijiste que no podían vernos!
— Gwyneth, hermana, eres el puente que une nuestras dos estirpes. Conoces la verdad y ahora debes asumir tu destino con valentía y determinación. Estoy orgulloso de ti y sé que protegerás a nuestra familia con todo tu ser — dijo Ravel con la voz cargada de emoción.Antes de que la joven pudiera pronunciar una palabra, la habitación se volvió borrosa y desdibujada, como si estuvieran siendo transportados a otro lugar. Cuando sus ojos se adaptaron a la nueva escena, se encontraron en un bosque frondoso y misterioso.—Bienvenidos, descendientes de los Wolfang y los Vangelis —dijo una figura encapuchada con una voz profunda y resonante—. Han llegado al lugar sagrado donde el amor herido, el dolor, el odio y la sed de venganza lo crearon a él.— ¡Pero dijiste que no podían vernos!— exclamó Bleid poniéndose rápidamente al frente intentando proteger a su familia de lo que fuera aquel extraño ser.— Hay excepciones — Aseguró Ravel sin saber del todo lo que era ese ser, pero si que sabía que e
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179. Ahora morirás.
Respirando profundamente, Joel tomó el cráneo partido con decisión, acercándolo a sus labios temblorosos. La sangre corrompida rozó su paladar, dejando un sabor amargo y enfermizo en su boca. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras el líquido maligno descendía por su garganta, inundando su ser con su presencia sobrenatural.La entidad observó con satisfacción cómo Joel consumía su sangre corrompida. Una sonrisa retorcida se dibujó en su rostro, y sus ojos brillaron con una malicia indescriptible.—Ahora estás atado a mí, Joel. Tu venganza vendrá con un precio que no podrás evitar pagar. Serás mi marioneta en este juego macabro, y juntos llevaremos a cabo la justicia retorcida que tanto anhelas.—¿Qué es lo que pasará ahora?— preguntó Joel con el rostro pálido, sintiendo como su cuerpo entero empezaba a temblar.—Ahora morirás — fue la única respuesta que obtuvo de la presencia maligna frente a él.El destino de Joel quedó sellado en ese momento. La oscuridad lo envolvió por c
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180. Creo que es la hija de Joel.
Audrey salió corriendo hacia la mansión de los Vangelis, sintiendo una repentina urgencia de buscar el diario que había tomado del castillo. Subió las escaleras rápidamente, como si la vida le fuera en ello y tal vez era cierto, cada paso resonando con determinación en el silencio de la mansión.Llegó a su habitación y se acercó a su escritorio, donde guardaba sus pertenencias más preciadas, y buscó frenéticamente entre los libros y papeles hasta encontrar el diario.Sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía el diario en sus manos. Sabiendo ahora la importancia de su contenido. Con el diario firmemente agarrado, Audrey descendió las escaleras con la misma prisa que antes. Salio hasta el jardin, donde su familia esperaba desconcertados y llenos de curiosidad.—Ella…— Audrey abrió el diario y mostró el dibujo de aquella mujer que se parecía a ella y a su hija, o más bien ellas se parecían a la mujer del dibujo. — Creo que es la hija de Joel.Ravel asintió con una tierna sonrisa
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