La casa campestre era grande, bonita, lujosa y tenía ese no sé qué acogedor, podría decir un toque familiar. Terminamos de guardar las compras, Emy no me había mirado, debía ser los nervios, hasta yo siento algo extraño. Sabemos lo que va a pasar entre nosotros, pero no debe ser ahora. En el fondo yo quiero que se tarde un poco. Ni que fuera la primera vez en tener sexo… «Con ella no solo será sexo, idiota. Tu pelirosada es demasiado importante en tu vida, desde hace mucho como para que nada más sea sexo» —escuché la voz de mi conciencia. —Quiero… —Sus mejillas se sonrojaron—. ¿Cuál será nuestra habitación? —Eso se escuchó muy gratificante, nuestra habitación—. Todas parecen la principal.—Tú escógela.—Me bañaré y luego bajo a ayudarte a preparar el almuerzo.Afirmé, tomó su maleta y subió. Salí un momento a la terraza y era inmenso, lleno de jardines con temáticas diferente para pasar momentos inolvidables. Mi madre no demora en llegar a Italia. Miré el celular tenía varios mensaj
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