Jefferson había logrado conseguir un trabajo para mí en el taller. No tenía ni idea de autos, motos y motores, pero era un buen mandadero. Todo el día me lo pasaba de aquí para allá, llevando cosas, aflojando tuercas, levantando autos —con el gato hidráulico — cientos y cientos de cosas que ahora, aunque recuerdo, me da una tremenda flojera comenzar a enumerar. La paga no era mucha, y aunque Jack estuviera tremendamente furioso conmigo por dejar de estudiar y ponerme a trabajar, tenía que entretenerme en cualquier cosa que me ayudara a no pensar.Ya habían transcurrido dos noches desde que había estado en el muelle, y por más que quisiera no había sido capaz de armarme de valor suficiente para volver, e incluso ya había escrito en un papel la canción que cantaría, pero siempre me ideaba una excusa barata para decirme "lo haré mañana" y además, Jefferson se lo había pasado diciendo que yo cantaba como un querubín, talvez tenía razón, estaba seguro de que él no había escuchado como cant
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