Rossi habia huido de él. Lo dejo allí en la terraza y se metio a su habitación su corazón palpitaba en su pecho. Deseaba a Edward. Y aquello suponía una prueba muy dura para su voluntad, para su capacidad de contención y para su verdad. Ella sabia que al final, la satisfacción de aquel deseo acabaría suponiendo su perdición. Cerró los ojos con fuerza, apretó los puños y esperó a que su cuerpo dejara de temblar para moverse. Cuando recuperó el aliento se desvistió. Entró en el baño y abrió los grifos para llenar la bañera. No era tonta, entendía bien que el sexo era muy poderoso, y sabía que habría sido estúpido considerarse inmune a aquella poderosa fuerza de la naturaleza. Al ver que la bañera ya estaba casi llena, respiró profundamente y cerró los grifos. Luego se volvió hacia el lavabo y comenzó a sujetarse el pelo con unas horquillas, despacio, metódicamente, trataba de borrar todo de su mente. –Me pregunto... –al escuchar una profunda voz masculina a sus espaldas, Rossi s
Leer más