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Todos los capítulos de La hija rebelde del CEO : Capítulo 11 - Capítulo 20
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Instinto
Los pensamientos de Matt fueron detenidos brevemente cuando vio a Madie bajar las escaleras con aquel vestido rojo que se adhería perfectamente a su cuerpo, un pronunciado escote en V que deja ver el encuentro de sus dos senos, y cuyos tiros se enlazaban en la parte trasera de su esbelto cuello. La abertura que iniciaba en la parte alta de su muslo izquierdo le permitían movilizarse sinuosamente al descender peldaño por peldaño.Matt no pudo evitar quedar atónito ante la belleza inigualable de Madison Carter, le ofreció su mano y la recibió al pie de la escalera, al sentir la tibieza de su mano, la adolescente sintió que su cuerpo ardía de pie a cabeza, cuyo incendio nacía del centro de sus entrepiernas irradiándose a cada centímetro de su piel.—¡Gracias! —respondió amablemente. John escuchó su voz y salió a su encuentro.—Princesa mía, que radiante te ves. —los ojos del orgulloso padre se llenaron de lágrimas que intentó no dejar salir.—Gracias papi —lo abrazó con fuerza.—Estoy mu
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El beso
Sus labios se entrelazan en aquel ardiente beso, aunque ambos saben que no deben dejarse llevar por las emociones, tanto Matt como Madison necesitan huir de su realidad. Nada mejor que un beso para olvidar por segundos sus tristezas y angustias.—No —la aparta, de él— Lo siento señorita, esto no debió pasar.—Lo sé, pero no pude evitarlo. Necesitaba sentirme protegida y eso lo puedo lograr solo entre tus brazos.Matt la sostiene de ambos brazos y lentamente la suelta.—Disculpe por haberla... —ella coloca su dedo índice sobre los labios de él.—¡Shhhh! No tienes que disculparte. Yo también me dejé llevar. Creo que es mejor volver a... —ahora es él quien la interrumpe, la sujeta de la cintura la jala contra su cuerpo, ella siente la fuerza y el calor de aquel abrazo.Nuevamente sus labios se buscan y se encuentran, ahora también Matt recorreus con sus manos cada tramo de sus curvas. Nunca antes Madie sintió tanto deseo por alguien, su vagina comenzaba a palpitar al unísono con su coraz
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No digas: de esta agua, no beberé
El día transcurre y tanto para madie como para Matt se vuelve eterno, a pesar de que él deseaba poner distancia entre ellos, no logra sacarla de su mente y de su piel. Finalmente escuchó el auto detenerse y su corazón dio un salto dentro de su pecho. Se arregló el cabello y la franelilla que dejaba ver la redondez de sus senos y la punta erguida de sus pezones. Fue al encuentro con su padre.—Papi, ¿donde te metiste todo el día? —se colgó en el cuello de su padre, mientras veía a Matt parado detrás de John con las manos entrelazadas a la altura de su pelvis.—Fui al club un rato mi princesa, pensé en invitarte pero Imaginé que estabas estrasnochadas.—Sí, bueno un poco —miró por segunda vez a Matt y lo saludó— Hola Matt.—Buenas noches, señorita.—Querida Matt va a estar acompañándome estos días, pero el día que necesites de él, me avisas.—Sí, papá. De hecho mañana debo resolver algunos asuntos. —observa a su guardaespaldas, quien evita mirarla fijamente.Ella se suelta del cuello de
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Una inesperada sorpresa
La fecha del cumpleaños de Madie se acerca, aquella fiesta le permitiría como siempre hacer gala de todo el dinero de su padre. El mejor salón de fiesta está dispuesto para la celebración, por todos lados se habla del cumpleaños de la hija del CEO de AVE, John Carter. Esa mañana despertó feliz y radiante, el primer obsequio que recibe es de su padre, quien todos los años acostumbra a entrar sigilosamente a su habitación y dejarle algún obsequio sobre la mesa de noche. Toma la delicada caja de terciopelo violeta, la abre y sus ojos brillan con el resplandor de aquel diamante color rosa, con forma octogonal incrustado en una elegante gargantilla de oro blanco, acompañado por un par de zarcillos de igual material y contorno. —¡Papá! —se levanta, se mira al espejo, toma el collar de diamante y lo coloca sobre su cuello. Realmente era hermoso aquel obsequio. Lo regresa a la caja y sale de la habitación. Al verla, Teresa extiende sus brazos para recibirla con un fuerte abrazo y un beso en
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Deseo incontrolable
La noche transcurrió lentamente, Janet se convirtió en el centro de atención de las miradas, era innegable que a pesar de sus más de cuarenta años, se conservaba muy bien, su silueta era esbelta y su rostro bastante cuidado para su edad. —¡Te sorprendió verme de regreso querido! —Sí, no pensé que vendrías ¿a qué has venido? —A ver a mi hija. —Vamos, eso no te lo crees ni tú misma. —Realmente no. Vine a ver a quien pensabas poner en mi lugar. Y veo que sigues tomando pésimas elecciones, claro excepto por mí, cabe destacar. —Anette es mi mujer, no pienso dejarla porque hayas decidido volver. Te lo advierto. —¿Me adviertes? A ver querido, te recuerdo que todo lo que posees es un 50% mío. Te divorcias y pierdes la mitad de todo. —Ya perdí la mitad de mi juventud creyendo que algún día sería suficiente lo que hacía por ti. —Deja el drama y sonríe que el fotógrafo nos está viendo. —enlaza sus manos en su cuello y sonríe plenamente. En tanto, Madie trata de escapar del asedio de
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Una marca imborrable
Tal como lo imaginó, luego de dejar a Patty en su casa, Robert conduce a la mansión Carter. —Ese bronceado se te espectacular, me gusta imaginar como te verías desnuda. —Pues será lo único que tengas, imaginación. No me verás desnuda, querido Bob. —¿Estás jugando conmigo Madie? Durante todo el dia estuviste coqueteándome y ahora te la das de digna conmigo. —No te estaba coqueteando, estás enfermo. —No quieras verme la cara de tonto. Cuando me pediste que te colocara el bronceador, vi como te erizabas y luego en la piscina qué, también vas a decir que lo Imaginé. —Bob tú me gustas, pero no estoy enamorada de ti. —Yo tampoco estoy enamorado de ti. Solo tenemos que coger como un par de amigos con derecho y ya. —¿Qué? Estás mal. Yo no soy de ese tipo de chicas. —¿Me vas a salir con que eres virgen? —Sí, Bob. Soy virgen, ¿Cuál es el problema? —¡Jajajaja! De verdad no te creo. —ríe a carcajadas. Madie lo mira con repulsión. —¿Por qué te ríes de mí? No veo lo gracioso de esto. —N
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Te necesito
Madie entra a la piscina, sigue caminando hasta la parte más honda, el agua llega hasta sus labios, sobrepasa su nariz, sus ojos, ella continúa adentrándose sin pensar, sin dudar, dispuesta a dejar la ansiedad y la tristeza atrás. Cuando Matt sale al jardín, ya no la ve cerca de la piscina, corre apresuradamente hasta alla, se lanza al agua, ella está dentro del agua, flotando, la toma entre sus brazos, sale de la piscina, la acuesta en el césped y comienza a darle respiración cardio pulmonar RCP. Le inclina la cabeza y le levanta el mentón coloca sus labios en los de ella para abrir las vías respiratorias, le apreta la nariz para darle respiración boca a boca, cubriendo la boca de la ella con la suya, haciendo un sello. Observa su pecho a ver si se eleva, realiza una segunda respiración al notar que no reacciona, luego presiona su pecho con treinta compresiones y vuelve a darle respiración boca a boca. Finalmente Madie reacciona, es poca el agua que ha tratado, tose un par de veces,
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Luchando por lo que sienten
Dicen que si hay algo contra lo que es imposible luchar, es contra nuestros sentimientos y aunque Matt intenta contener lo que siente por Madie, una fuerza superior e irracional lo vence y se deja vencer. Sus manos exploran la suavidad de su piel, ella se estremece con cada roce de sus dedos, sus labios ávidos de aquellos besos se entregan por completo al placer de su humedad y sabor. Madie acaricia la espalda musculosa de su guardaespaldas, nunca había estado así con un hombre, a merced de sus deseos, ansiosa por ser suya. Matt la besa con ternura mientras sus manos van y vienen por curvas, siente la curva baja de su espalda, ella enarca su espalda para sentir sus manos descender hasta sus glúteos. Matt se sube sobre ella, besa sus labios, su cuello, desciende sutilmente por su pecho, se detiene para saborear los capullos que adornan sus delicados senos, con sus labios y lengua los envuelven, sus pezones se tornan duros y firmes. Madie gime al sentí sus labios, se contonea bajo el pe
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Soy tuya
Aquel encuentro maravilloso con Matt, es para Madie lo más maravilloso que ha vivido. Para Matt, resulta exactamente igual, no se trataba del hecho de haberle hecho el amor a una chica virgen, no. Aquello tenía más que ver con las emociones que ella provocaba en él: ternura, deseo, amor, pasión y sobre todo una necesidad de protegerla y amarla. Matt fue hasta la cocina, Teresa le sirvió el café, no podía mostrar su enojo ante el guardaespaldas. —¿Qué ocurrió anoche Matt? —él la miró sorprendido. —La señorita Madie, después del altercado que tuvo con su madre, tomó algunas pastillas —carraspea la garganta— intentó meterse a la piscina para —hace una pausa— quitarse la vida. Vi cuando rondaba por la piscina y salí a buscarla, se había lanzado, tuve que rescatarla, la traje a mi habitación y luego se quedó dormida. —No puedo creer que Madie haya hecho eso —se cubre la boca con ambas manos.— ¿Por qué no me avisaste muchacho? —Ella me pidió que no se lo dijera a nadie. Realmente estaba
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Eres mío
De una forma inexplicable, Madie siente que Matt es el hombre que tanto esperaba, podía no solo sentirse protegida, sino amada en cuerpo y alma. —¿Salimos a almorzar? —pregunta ella coqueteando. —Estoy hambriento, pensé que nunca lo propondrías. —Se levanta rápidamente, toma su ropa y comienza a vestirse. Madie también se alista para salir. Él la toma de la mano van hasta una de las posadas, almuerzan y después caminan hasta una de las tiendas donde se presenta una banda musical en vivo. Toman algunas cervezas artesanales, se divierten y ríen. Aquel es uno de los momentos más felices que Madie pudo haber vivido en mucho tiempo. Era feliz, estaba realmente feliz y enamorada. El tiempo vuela, como vuela cuando se está cerca de la persona que amas, indetenible y veloz. —Creo que es hora de regresar a la cabaña, está poniéndose un tiempo de lluvia, mejor será que salgamos de aquí antes de que llueva. —¿Volver? —pregunta haciendo pucheros. —Que más desearía yo, que quedarme contigo a
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