Melina sale de su ensimismamiento cuando se encienden las luces. Se tapa los ojos para luchar contra el brillo. Mientras se adapta a la luz, siente que alguien la agarra del brazo izquierdo. Se vuelve hacia ellos, preguntándose quién la sujeta y por qué.—Levántate—dice el hombre extraño, de aspecto aterrador y voluminoso. Él la levanta y comienza a arrastrarla fuera de la habitación.—¿Dónde estoy? ¿A dónde me llevas? ¿Dónde está Thomas?El hombre ignora todas sus preguntas y la arrastra a un área abierta. El lugar está mal iluminado, por lo que Melina no puede ver mucho más que la silla en la que el hombre la arroja. Rápidamente se pone de pie para correr, pero la empujan hacia atrás. Él la mira, advirtiéndole que se quede sentada. Temiendo su mirada, se derrite en la silla. Ella mira a su alrededor, tratando de averiguar dónde la ha traído o qué planea hacerle.—Ay—. Melina se mira la mano derecha. Sus ojos se agrandan cuando se da cuenta de que él está usando ataduras de cables pa
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