Han transcurrido dos semanas desde que soy la asistente de Diego. Cada día con él se ha convertido en un nuevo martirio. Solo finge cuando su padre está cerca, pero sé que me desprecia. No ha dejado de repetirme que únicamente le inspiró asco, son las palabras que utilizó mi padre antes de marcharse, me duele, me quema el escucharlas. Al parecer es mi destino tener el desprecio de los hombres, pero no me importa. El único hombre que me interesa es mi hijo, nadie más. Estoy reunida con Cielo y otra secretaria, una mujer mayor quien fue amiga de mi abuela cuando ella trabajo en la empresa. Estamos almorzando en la cafetería ubicada en frente de la empresa —Es una pena que María no pudo almorzar con nosotras. La señora Mariana la tiene harta con los preparativos de la boda. —María es la secretaria de Fernando —Les recordé —Si, pero ayuda a Mariana porque su secretaria es una inútil. Esa tipa únicamente se dedica a enseñarle las piernas a los licenciados, principalmente, a Diego. No
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