Verlo de ese modo me pareció muy doloroso, pensar en la trascendencia de lo que estaba diciendo, y saber que posiblemente nos enfrentaríamos a una verdad más cruel, y similar a lo que acabábamos de pasar.— !Eduardo! — Logré decir, cuando abrió justamente la puerta, y Samuel reposaba en la cama, más pálido que antes, se tiró encima de él, le tocó el pulso, y empezó a gritar de rabia — Murió, Mary, Murió — su grito fue desgarrador, una soledad inmensa me inundó por dentro, después de dudar tanto para convertirme en la figura materna de esa criatura, ahora me sentía tan lastimada y rota, por verlo de ese modo, por tener que enfrentar a la muerte una vez más, y aunque ni siquiera había logrado compartir nada con él, había crecido en mí un sentimiento, desde que lo había visto en su casa, salir de ese cuarto en su silla de ruedas. —!Nooo, Eduardo, dime que no es verdad!— grité llorando mientras le tocaba la espalda para poder sostenerme de algún lado y sostenerlo a él, para Eduardo el s
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