—Oye, eso no se toma así —grita Lucero, intentando arrebatarme la copa de margarita, mientras ella hace el intento, yo me la empino más, aprovechando que está heladita—, ya, no tienes remedio, chico, por favor, trae tres margaritas, ella necesita más que dos margaritas, ups, lo siento, ya va por la segunda y todo se debe por querer dárselas de machita que puede tomar vodka cuando no lo es.—¡Lucero! —me quejo, terminando la última gota de margarita, dejo hago a un lado la copa para seguir con la otra—, tienes razón, no soy de tomar y si me conoces bien sabes que mi garganta se está quemando.Y le voy con la segunda margarita, lo lamento por Dolores, pero es que me arde mi garganta. ¡No! Esto no me puede estar sucediendo, la lengua se me está…—Ya te has perdido mujer, hasta ni se te entiende lo que estabas hablando.Eso mismo, ya me siento mareada, pero todo es culpa de las dos copas que le arrebaté a Lucero, es que pensé que esta vez las cosas serían diferente, que porque soy mayorsi
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