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Todos los capítulos de Un salvaje para la Duquesa: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 51: Cambio de planes
Azaleia Cada día era un poco mejor que el otro. Al fin y al cabo… tenía una vida, una nueva vida. Creía que con menos oportunidades, pero tenía que aprovecharla. Tenía un hogar, que era de él, pero yo lo iba a hacer mío, y no estaba sola. Tenía una familia, una mía, Dashi y los gemelos; y otra de Brock, como Roldán. No dormía bien pensando y repitiendo sus palabras, sentía que una gran angustia crecía dentro de mí. Tenía pesadillas, pero ya no eran las usuales, habían cambiado. Soñaba con un Brock oscuro que me gritaba, me empujaba y me daba mucho miedo, clamaba que que me quería lejos de él y yo corría. Cuando volteaba a verlo estaba bañado de sangre, su cabello parecía rojizo de la sangre seca en él y como si hubiese salido de una horrible guerra. La tierra era negra, en el aire había humo, las flechas volaban por doquier y veía una furia en sus ojos como si se transformara en un monstruo de repente. Todo volvió relativamente a la normalidad. Seguía triste, como trastrabillando
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Capítulo 52: Nicasia Haggard Fidella
AzaleiaVamos cabalgando con tranquilidad, yo voy viendo el camino. Pasamos pastizales, algunas casas abandonadas, sembradíos y seguimos el cauce del río. Y sin duda con muchas expectativas de como será la mamá de Roldán. ¿Qué mujer sería capaz de infundir miedo al Conde? Luego de varias horas estamos frente a una casa grande, más elegante que la de Brock. Desde el primer momento me doy cuenta de que es gobernada con mano de hierro: nada está fuera de lugar, la cerca es perfecta, hay siembras al rededor, entreveo un jardín de ensueños, una laguna pequeña con patos, un puentecito… un lugar paradisiaco. —Mi mamá ganó estas tierras con el matrimonio con mi padre. Era evidente que se odiaban, pero mi mamá dio un hijo varón sano, y si se me permite, apuesto e inteligente— dice descarado y yo me río. También hay algunos soldados y la seguridad tampoco es tomada a la ligera. Aparece en la puerta una mujer bajita, corpulenta, de cabello oscuro, con algunas canas, recogido elegantemente en
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Capítulo 53: Heridas y reencuentros
Azaleia El Conde estaba desesperado, pidiendo cabezas, responsables, algo, totalmente olvidado de que estábamos aquí, y que nosotros mismos habíamos hecho caso omiso a su pedido. Digamos que las cosas nos salieron bien, al menos nuestra terquedad y rebeldía tuvo frutos. No los que pensábamos —Hicieron realmente bien, por primera vez me alegro de que sean tan desobediente… y usted Duquesa… tiene buenos sentidos y una gran gran suerte— nos decía Nicasia mientras los soldados revisaban los alrededores de la propiedad. —Se supone que íbamos en ese carruaje, no es secreto para nadie. Sin duda nuestros soldados hicieron buen su trabajo de aparentar y los atacantes realmente creyeron que estábamos ahí— —Eso excluye a los soldados de Brock de sospecha. Ellos fueron víctimas y los únicos que sabían que el carruaje y la habitación estarían vacíos— dice Nicasia, que no parece ser una mujer ajena a las batallas, a las intrigas de los nobles, y los problemas con el emperador. —Eso quiere deci
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Capítulo 54: Cuida de quién confías
Brock—Di lo que tengas que decir Layne… juro que eres el tipo más molesto del reino. Y tengo la desgracia de ser tu primo— por su puesto que el susodicho no me dice nada sino que finge como que no escuchó —¿Podríamos terminar con esto?— pregunto furioso. —¿Podrías iluminarme primo con que es esto? — dice el muy sin vergüenza mientras vamos a caballo. Demonios estos animales no pueden ir más lento —Esto, donde tú me das esa mirada que obviamente me está juzgando por mis decisiones y ya… dime cuáles son tus objeciones de una vez para que yo te diga mis razones, tú no las escuches y sigamos con nuestro camino— por la diosa… estoy tan molesto que creo que voy a lanzar fuego por los ojos, la boca y los oídos. —Bien… seguiré tu juego, ya que pareces necesitarlo bastante…— dice y antes de que yo responda con un tropel de groserías dice muy calmadamente —Creo que no es buena idea que dejaras a los mejores soldados en casa. Es decir, entiendo las razones, que seguramente me vas a decir, ha
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Capítulo 55: Motines y desesperanzas
Brock —¿Qué demonios hacen? ¿Realmente quieren enfrentarse a mí?— pregunto y les grito a los que están atrás —¿Realmente no tiene valor ni honor que se rebelan contra su propio general?— digo y veo como los de atrás se miran entre ellos, algunos con miedo, otros con duda. Pero seguimos siendo uno contra un poco más de una docena, incluso veo que algunos no están, quizás el motín empezó hace tiempo y varios huyeron. Cobardes. —¿Contra su general? Ohhh si el gran Brock… que ahora es un gran Duque… Cuéntanos gran señor… ¿Qué hay para nosotros en estos enfrentamientos?. Apoyando a emperadores y emperatrices que ni sabemos que existen, pero… ¿Qué hay para nosotros?— grita Gusano viendo a sus compañeros y varios levantan sus armas en señal de aprobación. Esto es maravilloso, realmente lo que me faltaba. No sé si pueda con una docena de soldados, pero al menos con la mitad podría. Estos hombres que se la dan de muy rebeldes, son flojos y débiles, si no lo supiera yo que los comando. Los t
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Capitulo 56: Segundas oportunidades
De repente algo me movía y no era ella. Sentía algo húmedo y cuando abrí un ojo era Areta.—Areta… lo siento tanto— le decía casi sin poder respirar —Lo siento tanto… debí dejarte con ella. Descansa Areta… te vas a recuperar— mi visión estaba nublada. Ella intentaba levantarme. Veía que estaba herida, pero tenía más fuerza que yo. Era más fuerte que yo. —Lo sé, lo sé…ella… nada le puede pasar a ella— le digo y siento su hocico bajo mi brazo como intentando moverme, pero no puedo. Siento un sopor pesado que me consume. Vuelvo a caer en un pesado sueño, horrible como pesadillas en una noche con fiebre. Siento mi cuerpo pegajoso de sangre, sudor y la humedad del bosque. Quisiera pedir ayuda ¿A quién? Vine casi solo como un imbécil, deje todo lo que necesito y amo en casa. En esos interminables momentos me lamento de mi vida, cometí tantos errores, pero ninguno como los que cometí con ella. Algo hermoso me fue entregado en vida, algo que no merecía y no lo aprecié. Lo rechacé, lo denig
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Capítulo 57: El poder de las palabras
Layne —Layne… Deberías estar descasando— me dice la Duquesa cuando me ve. Yo estoy en la puerta del cuarto de Brock, quien luce un poco mejor. Ella me dice eso, pero ella misma luce realmente agotada como si tuviera días sin dormir y seguramente fue así. Tiene un vestido sencillo que debe ser de Nicasia y el cabello le cae por los hombros. Sostiene la mano de mi primo con cariño, su mano se ve diminuta en la de él, paseando sus dedos por el dorso de su mano. Luego de que llegué a casa de Nicasia, completamente agotado de andar a caballo por casi veinte horas seguidas, caí básicamente desplomado en su sala y luego de ahí fue llevado a un cómodo cuarto que me pareció casi el paraíso. Lo primero que hice fue venir a ver a mi primo. Al cual encuentro muy bien acompañado. Inconsciente o dormido, aún no sé, pero cuidado como si fuera un rey. Sin duda su cuñada le dio una de las mejores habitaciones, está vendada la mitad de su cara, peinado, con cremas y pequeñas vendas en sus manos y
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Capítulo 58: La profecía
Layne —¿Cómo se atreve? ¡Jamás dañaría mi propia casa!— —¿Ah no? Y como llama entonces enviar a su secuaz, Hilda, a que seduzca a mi esposo y venga a mi casa a decirme que estuvo con él… ¡Y que su intención ha sido separarlo de mí para ella convertirse en Duquesa! ¡Que mi esposo me dejara, me desapareciera como si fuera un objeto! ¡Y soy la Duquesa de Bousquet!— dice en voz baja, pero de forma intensa. Antes de que el Conde conteste indignado, escuchamos a Brock otra vez balbucear. —Azaleia… Azaleia… mi amor— dice como desesperado entre sueños, agitándose. Inmediatamente, ella se sienta en la cama y toma su mano. Mueve su cabello y toca su mejilla con los dedos, dándole pruebas de que está aquí, con él. —Aquí estoy esposo mío… aquí estoy— le dice y el Conde y yo vemos como él vuelve a tranquilizarse con las caricias de ella. —¿Azaleia?— pregunta el Conde y ambos nos quedamos desconcertados sin saber qué decir. —Si… él me dice así, cuando nos casamos la boda estuvo llena de esas
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Capítulo 59: Volviendo al mundo
Brock Después de perder el conocimiento totalmente solo recordaba un dolor profundo. Escucha de vez en cuando voces, algunos sonidos, el canto de un pájaro. A veces creía escuchar a Roldán, Layne o Nicasia. Pero la mayoría de las veces la escuchaba solo a ella. Azaleia era lo único real que predominaba en mi mente, en mi cuerpo y en mi corazón, la única constante en este mundo irreal en él que yo divagaba. Me preguntaba si ella estaría bien, si habría huido de mí, si algo le había pasado por mi culpa, por haber huido de ella. Esos momentos eran tremendamente angustiantes porque me recriminaba todo lo que había sucedido, una y otra vez. Me odiaba por eso. En esos momentos de un poco de claridad en la que era mi mente nublosa… a veces la escuchaba casi tan nítida que podría jurar que era verdad… que ella estaba aquí. Su preciosa voz me decía que estaba conmigo, aquí cerca de mí. Por momentos los sueños eran tan poderosos que inclusive juraba que me tocaba, las puntas de sus dedos com
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Capítulo 60: Un triste pasado
Brock— Azaleia… solo escúchame un minuto, por favor… no te vayas— le digo y ella se queda ahí viéndome con las manos juntas sobre su vestido, entrelazadas. Siente a su serpiente inquietarse y con un suave movimiento de sus dedos en el cuerpo ligero de escamas del animal, la serpiente se tranquiliza.— Mi señor necesita descansar — dice de manera formal y su voz suena apagada, muy diferente a la Azaleia de mis sueños, con voz melodiosa, con cariño y afecto. Me doy cuenta de que yo acabé a esa Azaleia incluso antes de que apareciera ante mí. — No puedo descansar si no hablo contigo Azaleia — le digo intentando convencerla. — Creo que es hora de que cambien tus vendajes…— agrega ella nerviosa y está por irse, pero yo me desespero.—No… Azaleia… te lo imploro — le digo y me intento mover y muevo mi brazo malo y un dolor repentino como una corriente me recorre desde el hombro a la punta de mis dedos y suelto un quejido de dolor. Inmediatamente, ella se voltea y acude a socorrerme. Con c
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