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Todos los capítulos de La Enfermera del CEO: Capítulo 31 - Capítulo 40
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¿COMPASIÓN? ES TODO LO QUE PODRÍA SENTIR POR MÍ
MadisonEsas tres palabras suenan terribles sin importar el contexto. Él y yo solo tenemos una relación estrictamente laboral, sin embargo, no puedo evitar que me tiemblen las piernas y que mi corazón se ponga errático.Me quedo de pie con la mirada fija en él, está esperando que reaccione, sin embargo, yo no tengo idea de qué decir. Espero que sea él quien comience a hablar.—Cambia esa cara, pareciera que te he dado la peor noticia del mundo.—¿Qué? —pregunto en estado de shock.—Relájate, no te diré nada malo —asegura.¿Debería confiarme?—¿Qué quieres decirme?—Mmm, en realidad yo…—¡Ya está listo el almuerzo! —anuncia mi padre gritando a todo pulmón desde la cocina.Se aparece con un plato bien caliente de costillas en salsa barbacoa. El aroma es delicioso y me abre el apetito, pero me enoja que nos haya interrumpido justo ahora.—Antes de eso, debo ir a recoger a Caleb al colegio —le digo.—No hija, quédate, yo iré por él, mientras tanto, tú puedes hacerle compañía al señor Fair
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NO VOLVERÁ A SER LO MISMO
AlecA Jennifer no le gustó la forma en la que la desafié en cuanto a la enfermera, pero no le quedó más remedio que aceptar mi decisión. Madison es a quien yo he escogido y no daré mi brazo a torcer solo porque ella se encaprichó de ponerme otra.Tuvo que irse con la mujer que había traído, y quien no me parecía del todo confiable.De eso han pasado cinco días, y desde entonces ha estado un poco renuente a hablarme.Desde que tuve el accidente tomamos la decisión de que durmiésemos en cuartos separados. Esto para mi comodidad, y también en parte la de ella. La cama donde yo duermo es especial, acondicionada específicamente para mí y mis necesidades.Esta noche sin embargo, tengo ganas de volver a estar a su lado. La extraño, extraño esa cercanía que antes me daba pasar tiempo a su lado. Entro a la habitación con sigilo, ella ya ha llegado hace unos cuantos minutos.Tenía tanto tiempo sin entrar en este lugar que ya casi ni lo reconozco.—Jen —susurro.Ella no parece estar, pero escuc
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¿SERÁ EL DESTINO?
Madison—Quiero afeitarme la barba —dice de pronto cuando estoy por terminar sus ejercicios matutinos para los músculos.Sus piernas se han estado adelgazando más estos últimos días, así que lo he prácticamente obligado a hacer más actividad física.Volteo a mirarlo con sorpresa. Sus ojos verdes se clavan en los míos con intensidad. Ha estado medio raro desde que discutió con su esposa por mi causa. Que me defendiera tan ferviente esa noche me dejó pensando muchas cosas. No creí que yo le cayese bien, ni siquiera que le agradara, pero de alguna forma, parece que estoy empezando a penetrar esas capas de ego y soberbia que lo caracterizan.—¿Estás seguro?—Sí, lo he pensado bien y creo que quiero hacerlo. A mi esposa siempre le he gustado más así.¿Quién soy yo para decirle que no lo haga? Nadie, evidentemente. Sin embargo, ese impulso que a veces no controla lo que pienso con lo que digo, deja salir mis opiniones sin ningún filtro.—A mí me gusta como se ve así.Alec levanta una ceja y
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VISITA OBLIGATORIA
AlecMadison se puso extraña desde que me afeité la barba. Debo decir que me siento raro incluso yo mismo, ya no tenerla me hace experimentar una sensación de barba fantasma. A veces quiero peinarla con mis dedos pensando que todavía está ahí. Sin embargo, a Jennifer le ha encantado.—Te ves muy bien, estás como cuando te conocí —me dice esta mañana.Ya han pasado dos meses desde que Madison comenzó a trabajar conmigo, y a pesar de todo, me siento bien de tenerla a mi lado.Hoy es un día importante, porque tengo mi visita periódica en el hospital. Es uno de esos días que no me gustan. Odio los hospitales. Recuerdo que antes de mi accidente, la última vez que fui a uno, fue hace seis años, cuando por accidente quemé una olla en la casa.Estaba en mi época de querer ser chef, y bueno, olvidé la olla encendida y el resultado fue mucho humo, el utensilio echo carbón al igual que la comida, y yo aspirando ese humo sin poder respirar.Fui al hospital más cercano en ese momento y me atendie
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14 DE SEPTIEMBRE
MadisonEs el hombre más terco que he conocido jamás. Ese día en el hospital se molesto conmigo, tanto, que estuvo incluso al punto de mandarme a la mismísima mier…—Madison, ¿qué piensas? —pregunta mi padre.Esta noche me encuentro con ellos. Le pedí el día libre a Alec porque mañana es un día importante. Es catorce de septiembre, y, además, el cumpleaños de mi hijo.—En nada papá. En realidad, no he podido sacar las palabras del psicólogo de Alec de mi cabeza.“Es un hombre muy dañado emocionalmente. Mientras se rehúse a atenderse por terapia no puedo hacer nada. Sé que esa no es su área de estudio así que no le pediré que le haga un tratamiento psicológico, pero puede ayudarlo, tal vez intentando convencerlo de verme, a mí o a cualquier otro. Vigílelo, podría tener un problema más grande de raíz”. El psicólogo no me iba a decir de qué se trataban sus problemas, así que la curiosidad de aquel día de leer su informe clínico me volvió de nuevo. ¿Qué tan dañado podría estar como para
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EL CUMPLEAÑOS DE UN NIÑO ESPECIAL
AlecMe vine a la fiesta de Caleb sin invitación, lo sé, pero no podía quedarme en casa sabiendo que el niño está de cumpleaños. Es por eso que me tomé el atrevimiento de aparecerme con Patrick.Mi abuelo por otro lado, es otra historia. Él no estaba incluido en mis planes, sin embargo, me descubrió en plena escapada de la casa cuando Patrick y yo intentábamos subir la caja de la piscina a la camioneta.Insistió en que también debía venir, y aportó “su granito de arena” para los regalos del niño. ¿El resultado?Lo que Madison está viendo ahora mismo boquiabierta.Mi abuelo no solo nos trajo hasta acá, también contrató un grupo de animación de fiestas, trajo un colchón inflable, y como se enteró por mi parte de que a Caleb le gustan los superhéroes; contrató al grupo de dobles de héroes de Marvel más famoso de toda Texas.—¡Mamá mira! ¡Son Iron Man, el capitán américa y Spiderman de verdad! —grita mientras brinca como un loco.—No… puede… ser… —musita Madison.—Esperamos que sea sufici
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DESCUBRIMIENTO INTERESANTE
MadisonSiento que muero lentamente de la vergüenza y el miedo. No puedo creer que después de dos meses, de nuevo mi trabajo está en riesgo, porque, aunque él diga que no, sé que esa mujer está esperando solo la mínima excusa para despedirme.No le agrado desde esa vez que llamé a la policía por la supuesta ladrona. Yo le aseguré que no sabía nada de nada, pero creo que su instinto de mujer le dice que yo sé mucho más de lo que digo. Y no se equivoca.Hasta el momento me he mantenido al margen de eso, además, no la he vuelto a ver conspirando contra su esposo. Si hubiera intentado otra movida tan arriesgada como la de esa noche, a estas alturas ya lo hubiera sabido. Yo y todo Texas.El abuelo de Alec se ofreció a llevarnos de vuelta, muy molesto por tener que dejar la fiesta a medias. La verdad es que a mí tampoco me gusta la idea de tener que dejar a Caleb solo, aunque se quedó con mi papá.Cuando llegamos a la casa, lo primero que noto es que hay un par de maletas grandes en la puer
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UN TRATO
Alec—¡Madison Espera! —grito desde la puerta.Creí que me esperaría. La discusión con mi esposa y la repentina intervención de mi abuelo me complicó todas las cosas. Ella parece no haberme escuchado, porque sigue caminando sin voltear.Agradezco haber cambiado de silla, de ese modo, puedo darle alcance sin necesidad de estar dependiendo de alguien.—¡Madison! —vuelvo a gritar. Al fin se detiene, la veo encogerse de hombros, como si hubiera exhalado un gran suspiro. Se da media vuelta y me sonríe.—¿Qué sucede?—¿Por qué te vas? Creí que hablarías con mi esposa.—Te recuerdo que es el cumpleaños de mi hijo, debo volver.—Si, lo sé, pensé que mi abuelo te llevaría.—Le dije que yo tomaría un taxi, no te preocupes por mí.Hay algo extraño en ella, cambió de pronto como si hubiese algo que me estuviera ocultando.—¿Todo está bien? ¿Mi abuelo te dijo algo?—No, no me ha dicho nada. Es solo que… —suspira profundo, no me gusta hacia donde parece ir esto—… creo que debería renunciar.—¿Qué?
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EL ACCIDENTE
AlecHace ocho meses atrás…—Señor Fairchild, estos son los últimos documentos que me pidió.—Muy bien, déjalos en el escritorio y retírate por favor.—Ok señor.Mi asistente sale de la oficina cerrando con cuidado la puerta. Es demasiado tarde por la noche, pero no puedo volver a casa hasta que no termine de leer estos permisos. Si hay, aunque sea una coma mal en ellos, el ayuntamiento me rechazará todo y no podremos comenzar la nueva extracción del año. Estamos a febrero y ya vamos atrasados un mes entero.Tengo la presión de los accionistas respirándome en el cuello, no me puedo dar el lujo de fallar ahora.Mi celular vuelve a sonar por enésima vez. Al parecer alguien no entiende que estoy ocupado.Termino por contestar la llamada para que me deje en paz; ni siquiera me molesto en mirar el remitente.—¿Aló?—Alec Fairchild, ¿dónde carajos estás?Cuando Jennifer se molesta se le sale toda la clase que pudiera tener.—Sigo en la oficina, ¿sucede algo?—¿Acaso olvidaste qué día es hoy
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CONFIANZA
MadisonMe quedo en silencio mientras él me cuenta toda la historia. No interrumpo en ningún momento, a pesar de que muchas dudas y preguntas me llegan cada vez que él menciona algo nuevo. Ahora entiendo lo del trauma con los perros. Si a mí me hubiera atacado uno rabioso, creo que habría reaccionado de la misma manera, es decir, ¿quién no ha visto cuyo? Un perro rabioso no es nada bonito.Cuando Alec termina de decir todo, se queda en silencio esperando una respuesta de mi parte.La verdad es que yo no deseo renunciar, no quiero dejarlo solo. En especial ahora que sé lo de su pasado, su estrés post traumático, y lo de su esposa. Sin embargo, es precisamente por lo de su esposa que también quiero irme.¿Cómo mirar a esos ojos verdes y mentirle tan cruelmente?—Gracias por confiar en mí —digo después de un par de segundos de silencio.—Debes creer que estoy loco, es ridículo todo.—No creo que estás loco. —Él bufa y voltea la mirada hacia otro lado. Me siento a su lado en la cama y tom
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