—¿Qué crees que estás haciendo, Iván?, ¿Te has vuelto loco?—Si— respondió — loco a causa de tu rechazo, aunque siempre tuve la sospecha de que tú anhelabas un encuentro más, pero Sokolov, te lo impedía. —¿De qué estás hablando?— lo miró incrédula. —Después de nuestro delicioso intercambio, nunca aceptaste un nuevo encuentro, y no te dabas cuenta que con cada rechazo solo lograbas obsesionarme más y más, comencé a desearte con desesperación, una deseo que no podía disimular, pero Iker Sokolov, decidió burlarse de mí, dejarme en evidencia como si fuese un imbécil que no pudiese controlar su líbido, eso me enfurecía más. —Vamos Iván, ésto es una locura, Iker va a encontrarme y ésto no terminará nada bien, debes dejarme ir, Iván, sabes que Iker perderá la cabeza y tu... perderás tu vida. —Las probabilidades de que Sokolov, te encuentre son. . . quizás un cinco por ciento, bastante bajas. —Sabes que me ama, aunque solo tenga un uno por ciento, no descansará, no dejará de buscarme. Aú
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